La corrosión del carácter

 

Llega a mis manos una recensión del libro "La corrosión del carácter. Las consecuencias personales del trabajo en el nuevo capitalismo". De Richard Sennett. Por desgracia me llega en formato papel y sólo hay un asterisco a su final indicando "socio-director de Gestolosa Empleo", con lo que imagino que ese asterisco referencia otro que aparecería en su versión original en la firma del comentario al libro. No puedo hacer atribución personal, desgraciadamente, de algunos breves pasajes que quiero compartir con mis lectores, así que desde ya pido disculpas al ignoto autor y animo a atribuírselo a quien corresponda con los datos que tengo para saber algo sobre la autoría (he googleado no poco y no consigo encontrar ni tal recensión en la web ni la propia Gestolosa Empleo, lo siento).

Cito:

"El concepto de riesgo en el capitalismo moderno:" [...] "El destino importa menos que el partir, la edad y la experiencia como elementos negativos en muchas organizaciones, donde todo ello se identifica con rigidez (...) y falta de apertura al cambio. En este sentido me resulta conmovedor escuchar a algunos de nuestros gurús patrios afirmar que la juventud y el impulso que la acompaña ya no son los valores en alza. A buenas horas, mangas verdes"

"El fracaso profesional, un hecho ya común en la vida de la clase media, la profundidad de ese fracaso que no permite vivir una vida coherente..."

"Sennett no propone en absoluto una  vuelta a los viejos tiempos, reconoce el dinamismo de la nueva economía y lo que nos está aportando pero plantea interrogamtes sobre cómo nos está afectando en lo profesional y en lo personal..."

"Sennett finaliza su libro con una reflexión pesimista: <<Sé que un régimen que no proporciona a los seres humanos ninguna razón profunda para cuidarse entre sí no puede preservar por mucho tiempo su legitimidad>>"

"Por último, y ésta es una reflexión más personal: Las personas, ¿somos al final un puro coste? Mucha literatura dice que no, que somos un importante recurso, un activo. La sensación final es que somos un coste. Y el nuevo régimen trabaja con un esquema muy claro: es necesario reducir costes".