Dios, la ciencia, y la venta de libros
Ya he escrito en otras ocasiones sobre la Ciencia y los ámbitos que le son propios, que no a mi juicio no son todos. Hay cosas que trascienden el ámbito de lo que corresponde a los científicos como tales, y ello aun sin ir más allá de lo mundano. Conocida es mi aversión a esa fracción de economistas que se erigen en Masters del Universo, dueños del Bien, del Mal, y de la forma en que todas las personas debemos vivir nuestra vida, y los que no somos economistas a callar, que no tenemos ni puta idea, con perdón. Por ejemplo, como a nadie que me siga se le escapa, considero uno de tales a un ex-ministro que hizo declaraciones en esa línea en 1991 cuando no era ex, por más señas navarro, y con un gentilicio de otras tierras por segundo apellido.
Pues no, mire "usté". Un economista puede (y a veces ni eso, que tienen un conocimiento limitado, y, como dijo un ilustre hace décadas de las previsiones en general, las suyas suelen ser dificilísimas de hacer con acierto, especialmente las referidas al futuro, y, en particular, actualmente que nos encontramos en un escenario económico absolutamente novedoso, del que carecemos de evidencia empírica que nos permita sustentar predicciones con una base aceptable; y este no es argumento sólo mío, pues me manifestó similares cosas ya hace muchos años una persona que no es precisamente ignorante en economía, verbigracia Josep Borrell Fontelles) decirnos qué consecuencias previsiblemente acarreará una subida del IVA (y ya con datos definitivamente cerrados de dos meses en la mano, aun a posteriori, vemos hoy que unos economistas, a falta claro está de más meses transcurridos que supongo clarificarán la cuestión, entienden un resultado de la del 1 de julio, y otros prácticamente el opuesto). Pueden decirnos qué consecuencias previsiblemente traerá un recorte de gasto público, y cuáles no hacerlo. Pueden decirnos qué prevé su teoría que ocurrirá si una fracción importante de la Humanidad abandona el sistema global dominante, consumista, y basado en el crecimiento constante del PIB. Pero no están legitimados para decir cómo tenemos que actuar por el sólo hecho de tener más conocimientos económicos, porque es la forma de vivir nuestra vida, la individual y la colectiva. El Catedrático de Economía más sabio no tiene ningún derecho a tomar su grado de Doctor y su rango académico y sus conocimientos para prohibirme irme a vivir al campo en condiciones de subsistencia quasi-autosuficiente. Si acaso lo tendrá el Pueblo, quizás a través de sus representantes, si la actuación (no la mía, no la de uno ni la de 50, si fuera la de millones) fuese tan impactante sobre la Sociedad para perjudicar intereses de otros. Quizás deje de contribuir así al crecimiento del PIB, y seguramente viviría individualmente peor en lo material. Quizás tuviese otras compensaciones que para mí valiesen más que una vida de cosas que no necesito para la que debo hacer cosas que no deseo. Pero en cualquier caso el PIB no lo es todo, lo material no lo es todo, y los economistas no son Todos.
Y este iba a ser un "post" sobre mi juicio de lo inapropiado de utilizar conocimientos de la ciencia positiva para determinar cuestiones que son propias de la Metafísica y/o la Teología y que, si acaso, tienen su propio método. Pero uno es como es y conocido mi carácter sabéis que empiezo queriendo hablar de un señor que es un gran científico pero que a mi juicio tiene excesiva resonancia en los medios por su enfermedad y lo indudablemente interesante que es humanamente cómo soslaya las limitaciones que podría imponerle logrando ser un científico de primera línea aun con una ELA muy avanzada, mientras que la mayoría de la gente le conoce a él pero no sabe quién es, por ejemplo, Roger Penrose (para mí mucho más interesante como científico, y que entre otros ha tocado temas muy cercanos a los de aquel cuyo nombre no cito -lo siento, la publicidad de libros en mi blog no se hace gratuitamente-), por no hablar de Chandrasekhar. Así sea.
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