Ánimo, Juanele
Había una vez un chavalín de barrio, en Roces, que jugaba al fútbol.... No era infrecuente oir malas lenguas comentar que no transcurría su adolescencia en la mejor de las compañías, ni sus días constituían un ejemplo a seguir, si bien nunca coincidió la ocasión en que viera ningún signo en tal sentido, ni parece que esto, en su día, y de ser así, fuera nada del otro mundo, y aun cuando así fuera, a estas alturas habría perdido toda su importancia. Suele decir una amiga mía que "no quieren los gitanos hijos con buenos comienzos", y en Teatinos, que lo he vivido más que en Roces, me sobra la constancia de tantos y tantos pequeños macarrillas de guajes que hoy son los más esforzados trabajadores de entre los compañeros de mi niñez y los más responsables cabezas de familia, y al contrario.
Lo que más nos importó a millones de españoles, en Oviedo, en Gijón, en Zaragoza, con la selección es que el chaval tenía magia en los pies. Junto con Abelardo, Luis Enrique o Manjarín nos hizo disfrutar tardes y tardes de buen fútbol, de fantasía en las botas y sorprendente ingenio y picardía que embelesaban.
Muy tarde y casi casi de milagro, se entera uno de que Juan lleva varios años con problemillas de salud mental. La familia parece que pide que trascienda lo mínimo posible o nada, no obstante, me permitiré escribir este post con la mejor intención, sin ignorar que de buenas intenciones está el infierno lleno. Sale al conocimiento general, ahora, porque por desgracia ha tenido un incidente, afortunadamente menos grave, con un fármaco, si bien ya está mucho mejor.
Si por alguna casualidad algún día me leyera, me gustaría decirle: ánimo , Juanele. Somos miles los asturianos y asturianas que sabemos muy bien qué es tener afecciones de la salud mental. Un halo de oscurantismo lleva rodeando estas enfermedades cuando menos desde tiempos de la Inquisición... Sin embargo, sabe, mago del balón, que la inmensa mayoría de nosotros somos capaces de que no nos impidan tener vidas plenas, en las que trabajamos, construimos, creamos, amamos, somos amados, acertamos, nos equivocamos, volvemos a intentar, tras los errores, nuestros objetivos, un poco más sabios con lo aprendido, y podemos ser, y de hecho con frecuencia somos, tan felices o más que el más sano de los sanos. Que algunos, incluso, apostamos por hacernos visibles y dar un paso adelante sin miedo a los prejuicios, orgullosos de ser como somos, y apostando a que, como en aquella canción de los pobres, de Serrat, termine por seguirnos la multitud callada que nunca más volverá a esconderse.
¡ ánimo , guaje ! Y gracias por tus tardes de fútbol, y por lo que aún, estoy seguro, que nos vas a aportar a la comunidad desde nuevas funciones más propias de la edad de quienes ya no corremos tanto como ayer ( soy de la misma quinta que Juanele, je, je ).
1 comentario
Chus -
Hubo una oportunidad real, la tengo confirmada, de que jugase en el Oviedo y que pena.
Esperemos que salga adelante pronto.