Italia se merece que le dejen gobernar
En la tarde de ayer, el Presidente de la República italiana encargó la formación de gobierno al muy capaz, y de intachable trayectoria Franco Marini, sindicalista de profundas convicciones centristas y cristianas y de larga trayectoria tanto en la defensa de los trabajadores como en la política ejecutiva y en su vertiente legislativa.
Esperemos que los arribistas de turno no pongan palos en las ruedas de su tarea de formar gobierno, y, llegado el caso, de dirigirlo hasta un momento adecuado a la llamada a las urnas y con una Ley Electoral que entre en el terreno de lo razonable, no como la actual , diseñada por el ex-primer ministro Silvio Berlusconi con el único objetivo de impedir una victoria a su entonces oposición y que no logró su propósito, si bien dio lugar a una mayoría alternativa con las alas cercenadas. Y que no se repita el lamentable espectáculo en el que dos senadores se obstinaron en escribir erróneamente su nombre en la papeleta como candidato a Presidente del Senado ignorando las claras indicaciones del Presidente de la mesa de edad sobre su nombre correcto, en lo que se suele llamar un "choteo" indigno de unos representantes populares recién elegidos, con unos salarios extraordinariamente altos y en un país que, con menos de un 20% más de población que España, tiene casi el doble de miembros de sus Cortes Generales.
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