Cuando sprintar es un error
En los últimos días, me encuentro sometido a un gran stress. Hoy he estado reflexionando, y me he dado cuenta de que me estoy planteando, en estos momentos, algún aspecto de mi vida, como si fuese un durísimo sprint donde tuviese que forzar al máximo para arrancar hasta la última milésima en cada zancada.
Y he descubierto, como digo, parándome y pensando, que la mayoría de las cosas importantes de la vida no son un sprint: son una carrera de fondo. Naturalmente, sprintar en los instantes iniciales de una maratón no puede llevar más que a una absurda extenuación. Sprintar es necesario en ocasiones, sí, pero en el momento adecuado, nunca antes , ni después ( naturalmente, uno de los grandes secretos de un sprinter es saber elegir el momento exacto de la arrancada, ni demasiado pronto, ni demasiado tarde).
Y pensando, pensando, me ha llamado la atención darme cuenta de que no sólo en un sentido figurado. Algunas de las personas que más éxitos han obtenido a lo largo de su vida, entre las que se cuentan algunas que han influido fuertemente en mi vida y mi modo de entender el mundo, han tenido gran afición por la carrera de fondo. Seguramente es que las cualidades que esta posee son claves para los grandes retos de la vida: tenacidad, capacidad de esfuerzo, no rendirse nunca, perseverancia...
Debo aprender a ser un corredor de fondo. Besos.
Una canción: "Non farti cadere le braccia", de Edoardo Bennato.
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