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Titiritero de palabras

Los patos y el foie gras

Los patos y el foie gras

Existen dos tendencias contrapuestas entre los escritores y en el mundo que rodea a los libros. Por un lado, están los autores mediáticos, aquellos que no sólo recorren librerías, ferias y mercados, sino que están presentes en todo tipo de saraos, y, en algunos casos, hacen verter más tinta en la prensa rosa que a las rotativas que imprimen sus obras. En el extremo contrario, está el escritor que huye de los focos como de la peste, con ejemplos extremos como J. D. Salinger (estos, no obstante, en ocasiones obtienen un efecto paradójico, incrementando el morbo sobre su persona hasta niveles patológicos).

 Estaba yo hoy ya pensando en eso cuando comencé a leer la entrevista que publica el diario El País con Jonathan Littell, autor de "Les bienveillantes" que ha sido un enorme éxito editorial en la vecina Francia. Littell salió al paso de mis pensamientos con una cita de Margaret Atwood: "Interesarnos por un escritor porque nos gusta su libro es como interesarnos por los patos porque nos gusta el foie gras".

Yo, la verdad, que, en no pocos casos, debo confesarme aficionado a observar al pato. Quizás la aproximación correcta a una obra literaria es considerarla autocontenida, y juzgarla, estimarla o despreciarla por la sucesión de letras que la componen, empezando por la primera , y acabando, acabando absolutamente, en la última, sin mirar a nada ni a nadie más. No obstante, me es imposible leer a Vargas Llosa sin pensar en el personaje (no, no en el de la novela de turno; en este caso, al decir el personaje estoy hablando del autor: ¿ o es falso que no pocas veces la persona se ve superada por su condición de personaje?). Me ocurren, en fin, cosas peores: de José Saramago me entusiasman sus entrevistas y me aburren sus libros. Es cierto que de otr@s podría perfectamente prescindir. Por no hablar de lo insulsos que me parecen, si nos vamos al cine, los "Cómo se hizo" con que los estudios nos pretenden insuflar el deseo de ver la película.

 Con todo, aun sabiendo que el circo mediático es una salsa que les encanta condimentar a las editoriales y a los circuitos, y que muchos autores detestan tanto en privado como lo obligados que se ven a participar en ella en público, en pocas ocasiones desdeño el oir ( o propiamente leer) lo que el autor nos cuenta sobre su obra...

 ¿ hago mal ?

 

3 comentarios

donchus -

Pues no está mal interesarse por los patos. Cuando se hace el foie gras lo pasan fatal http://www.altarriba.org/2/verguenza/foie-gras.htm

Sergio -

Ya te digo, Frida, adelante... Dadme caña, has adivinado bien que me va la marcha, quizás más de lo que imaginas ;-)

En cuanto al pato elegido, fue por sus bonitos colores. Hubiera puesto uno de los violentos y malcriados pavos reales que pueblan el parque principal de mi pequeña ciudad, pero estoy esperando a ganar el premio La sonrisa vertical para comprarme con su dotación económica la cámara digital. No desesperes, tengo un par de aceptables relatos sobre mi mesa, todo es cuestión de convencer al jurado. Saúde.

Frida -

Gracias, Sergio. Aunque en tu blog pongas unos pacíficos patos mandarines como portada de comentario, veo que en el fondo te va la gresca, y por eso te paseas de vez en cuando por mi blog.Ten cuidado que un día no te toque a tí...:-)