Esencias, que no aromas
En las últimas semanas, una sola cosa ha monopolizado mi atención, mis expectativas, mis deseos, mis temores, mis satisfacciones y mis decepciones; una cosa que hoy ha estallado, para mí y para varias personas más a las que quiero, para unos para bien, para otras, por desgracia, no.
Esa cosa se llama empleo. En nuestras sociedades avanzadas, sólidamente organizadas en lo social y en lo económico, el empleo es esencial para una persona, para su inserción en la sociedad, para la satisfacción de sus necesidades, para el logro de sus objetivos, y para el cumplimiento de sus compromisos para con la colectividad con la que convive. Dice la Ley de Leyes de nuestro país que todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo. Por desgracia, ese derecho no se ve satisfecho para muchos asturianos, y, en menor medida aún, para muchas asturianas.
Espero que me perdonará una de las personas por las que siento un aprecio personal más singular, y, sobre todo, una admiración intelectual más profunda por citar una frase que me escribió privadamente el mes pasado: "Ciertamente, el trabajo bien hecho es, en nuestra opinión [ Se refiere a la suya y a la de su esposa, nota del Titiritero de palabras ], uno de los parámetros clave de vida. Lo que hace al hombre respetable y lo que irradia equilibrio y bienestar en su alrededor".
Luchemos tod@s porque ese bien sin parangón que es el disfrutar de la posibilidad de realizarnos, a la vez que devolvemos a la sociedad lo que ésta nos aporta nos alcance a todos y a todas. Yo, en particular, que gozo en este momento de ese privilegio, pienso hacer en los próximos tiempos esa lucha uno de mis objetivos cotidianos. Trabajo para todos y para todas, hoy mejor que mañana. Y no dudéis, amig@s que hoy os encontráis en una coyuntura que no deseáis, que vais a ser el permanente objeto de mis pensamientos, de mi preocupación y de mi esfuerzo. Ánimo, querid@s.... no desfallezcáis ni un momento, porque en cuatro días vamos a estar tod@s trabajando. Palabra de titiritero.
3 comentarios
Marta -
Un abrazo.
Sergio -
La verdad es que te me has anticipado, tras tanto tiempo incidiendo en la blancura de la nieve, ahora les ha dado por preguntar cuánto son dos más dos.
Y a mí esa pregunta siempre me hace recordar el libro que recomiendo desde hace más de diez años con tozudez sin límites: "Experiencia matemática", de Philip J. Davis y Reuben Hersh, editado en España por el entonces Ministerio de Educación y Ciencia.
Para Davis y Hersh ( que no son donnadies en esto, ambos son premio Chauvenet de matemáticas), 2+2=4 es un ejemplo claro de "Matemáticas impuestas por decreto".
Ahora bien, he tratado de explicarle eso a Blogia y no me cabe en la caja. Cada día me siento más incomprendido.
donchus -
Ahora la preunta antispam de este blog es ¿Cuánto suman 2 y 2? Ahí va la cita sacada recopilada den microsiervos (http://www.microsiervos.com/archivo/frases-citas/dos-mas-dos.html)
Libertad es libertad para poder decir que dos más dos son cuatro. Si se concede esto, lo demás vendrá dado por si solo.
Winston, en su diario, en 1984 (George Orwell, 1948)