Eres perfecto. Lo haces perfecto
Hace escasas fechas, al terminar una jornada de trabajo, miré el teléfono y me sorprendió un mensaje de WhatsApp absolutamente inesperado.
Como he compartido con varias personas, no me impactó emocionalmente como a otros, me supuso un shock importante "sólo" en el pensamiento, pues hablaba de una persona que hace tiempo que no veía, por circunstancias, y a la que no trataba con frecuencia desde hace bastante. Era imposible no deducir inmediatamente el mazazo que suponía para quienes lo trataban con frecuencia recientemente.
No cabe duda de que así era, y, en esos lugares de impronunciable nombre donde uno casi nunca sabe qué decir, yo sentí el mensaje a transmitir muy claramente. Entre profesionales y no profesionales, trabajadores cualificados y personas que teníamos en común vivencias y el conocer desde dentro el tener la misma enfermedad o una similar a la de quien había acabado su tiempo, como con todos ocurre, mucho antes de a los que muchos que quedamos nos hubiese gustado, un pensamiento era puesto en palabras por varios, y lo gritaba el silencio de otros: quizás no hice todo lo que podía, quizás no hice todo como debía, si yo hubiese sabido mejor hubiera hecho una cosa diferente, quizás... si yo.... si hubiese sabido.
Huelga que te diga, querido lector, persona inteligente, que quienes más lo pensaban así eran precisamente quienes más habían hecho. Y mi mensaje era, y es, diáfano: lo has hecho perfecto, todo lo haces perfecto. Haces lo mejor que sabes con la información de que dispones en cada momento. Eres un ser humano que no puede hacerlo todo, acertarlo todo, dominar todo un infinito mundo de factores complejísimos, ni mucho menos adivinar lo que no sabes. La PASIÓN con que haces todos los días lo que haces te hace tan perfecto como un humano pueda ser.
Llegarán días con mejores herramientas diagnósticas, mejores tratamientos, mejor técnica, más refinados procedimientos, y llegarán hasta donde lleguen, pero el único instrumento que es capaz de evitar que se adelante el lugar común a donde todos los mortales nos dirigimos es la pasión humana por hacer lo mejor que sabe, y tú, que me estás leyendo, si sabes en el fondo de él ( me refiero al corazón, por supuesto), que de este mensaje eres destinatario ( no es necesario que participaras en el caso que me anima a escribir estas líneas, en cualquier ámbito, caso, situación, rol...), el único instrumento, es la pulsión humana por hacer las cosas bien, por ser feliz en primera persona y por esparcer generosamente la felicidad alrededor. Aunque el corazón propio duela por dentro.
Y no te lo digo yo. Como sus manos ya no pueden, se las aporto, pero te habla F.
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