Autosabotaje
Hay infinitas formas de sabotear la propia felicidad. Al menos, en el mundo "desarrollado", sospecho que tocamos a más de una per capita.
Yo tengo varias, pero hoy pienso que quizás la más decisiva es una, que quizás no sea yo el único a que me pase: me hago infeliz por tomarme a mí mismo demasiado en serio.
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