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Titiritero de palabras

Corazón partío

Corazón partío

Lo sé. Lo sé que este artículo va a ser considerado muy políticamente incorrecto, y que puede sorprender a no pocos lectores. Pero está escrito desde el sentimiento.... Desde el deportivo, que es la rama de mis sentimientos más absolutamente irracional y la que con más facilidad me hace salirme de madre.

Probablemente a la mayoría de la gente le resulta difícil ubicar cuándo o por qué se hicieron "tifosi" de la balompédica linense, o del Joventut de Badalona. Yo creo que tengo los orígenes de mis principales filias muy claros. Y todos me remiten a mi más tierna infancia. Al 1975, más o menos.

En la temporada 1975-1976 mi padre me llevaba a ver los partidos de casa del Real Oviedo en el Carlos Tartiere. De aquella temporada se me quedaron dos recuerdos imborrables. Uno más nítido y prolongado, el otro entre ciertas nubes y de un solo instante. El primero fue el partido de liga Real Oviedo - Fútbol Club Barcelona. Disfruté del partido como el enano que era, pero sobre todo recuerdo que me impresionaron como nunca dos jugadores del equipo visitante: uno se llamaba, y se llama, Rexach. No debió de hacerlo excesivamente bien, pues lo sustituyeron, pero a mí me fascinó ( recuerdo años más tarde haber visto visitar el Tartiere a dos "guajinos" que me llamaron la atención haciendo rondos en el descanso con el Real Madrid: pude saber que se llamaban Martín Vázquez y Sanchís.... Me gustó sobre todo el toque del primero; no recuerdo en qué año pudo ser eso y con ocasión de qué el Madrid visitó el Tartiere en unos años en que no me suena que pudieran coincidir en partido oficial; sí que recuerdo haber lamentado que Martín Vázquez no lograra el éxito que sus compañeros de quinta cuando fue quien más me llamó la atención). El otro.... El otro jugador del Barça que me dejó absolutamente alucinado en 1975 fue un tipo larguirucho, delgado, con menos pinta de futbolista que yo, pero con una velocidad y un regate endiablados; su nombre, Johann Cruyff; de aquel partido salí culé para toda la vida. Del Oviedo y del Barça, por Rexach y por Cruyff. Tan honda impresión me causaron. Y pocos años después uní mi pasión  por ambos a un encendido deseo de que el Sporting acompañara al Oviedo en primera, viendo a finales de los setenta a Mesa, con sus cuarenta tacos y rindiendo como el que más; Maceda.  Enzo Ferrero ( y , durante muy poco tiempo, su hermano Omar, nada que ver en cuanto a calidad ), el ovetense Joaquín... y, naturalmente, Quini, medio de mi barrio, que paraba alguna vez aún en El Bodegón que había  en mi calle cuando más allá del número 36 aún había edificios antiguos, hoy sustituidos por modernos bloques. El otro recuerdo es del día del descenso.... Me enteré en el canódromo, al oir en la radio de época ( ¿ la típica Sanyo pequeñita de transistores y pilas ? mi memoria dice que sí, pero no está segura ) pegada a la oreja, y comentando: ya hemos bajado otra vez, como siempre. No logro recordar si el Oviedo jugaba en casa pero mi padre, defraudado por su pésima campaña ya no iba ( y por tanto me llevaba ) al Tartiere, o es que el descenso se consumó en una jornada en que el Oviedín jugaba fuera.

El otro "schieramento" claro que hice aquel año fue por Ferrari. Y el motivo, como con Cruyff y Rexach, un miembro del equipo con un desempeño extraordinario que me fascinaba: Niki Lauda. Desde entonces, por encima de todo, he sido ferrarista, más aún desde que Italia se convirtió en mi segunda tierra sentimental, claro. Me dio pena que Nigel Mansell no ganara con "nosotros" el mundial, pues es otro piloto que me fascinó. Y me hubiera encantado que uno de los más grandes, quizás el piloto que más me ha gustado, más que Lauda... Ayrton Senna, no corriera con Ferrari.

En estos días tengo el corazón partío. En la F-1, para mí, en los últimos años, ha habido dos grandes alicientes ( tres, contando al gran Schumacher ): uno, que Ferrari ganase. El otro, que el que yo llamo "el enano cabezón prepotente", porque no soporto ni decir su nombre, quedase "como la gocha", hablando en plata, para mi deleite ( lo sé, soy malo, je, je ). Nunca le pude ver , es de esas cosas que uno no sabe explicar por qué, pero en cuanto veo su cabezón cuellicorto apareciendo en la tele me pongo de mala hos... Para mí, el remate fue hace ya muchos años, cuando el enano cabezón no era nadie y le preguntan si aprendía mucho de Schumacher. No se le ocurre mejor cosa que decir que él ni ha aprendido nada ni tiene nada que aprender de Schumacher. Un niñato sin curriculum ni logro alguno que se atreve a decir que del a la sazón pentacampeón del mundo ( y que llegaría a heptacampeón ) no tenía nada que aprender... Desde entonces, a mi nombre para el antiavestruz, "enano cabezón" se añadió el calificativo "prepotente". Y mira que el tío es bueno, tengo que reconocerlo. Pero hay cosas que no son de recibo en un deportista. Menospreciar a un grande cuando no se ha demostrado nada, es de una falta de humildad incompatible con la condición de deportista tal como yo la entiendo.

En fin.... Que el prepotente cuellicorto ha fichado por mi equipo, y sólo me queda el consuelo de que por cada equipo corren dos coches con sus respectivos pilotos por Gran Premio. Sólo me queda esperar y mascullar: Forza Massa !!!

 

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