Canción con todos
Creo que es sabido que mis convicciones respecto a los seres humanos, sus derechos ( nuestros derechos ) y cómo deben ser gestionados se encuentran cercanos al más absoluto internacionalismo, a la declaración de los derechos humanos cuando establece que todos somos iguales en dignidad y derechos independientemente de sexo, raza, religión, nacionalidad, y cualquier otra consideración. Que comparto con el personaje de Bogart en Casablanca su desprecio por las nacionalidades ( cuando el mayor Strasser le pregunta por su nacionalidad responde que "borracho", aunque matiza que nació en Nueva York, por si le puede servir de ayuda). Y que si algo no me gusta ni mucho ni poco es el nacionalismo. No matizo lo de "excluyente" porque no concibo un nacionalismo que no lo sea, desde el momento en que una idea le otorga valor a una nacionalidad, está restándoselo a las otras, y yo me siento identificado con el lema del ajedrez, "gens una sumus".
Bien es cierto que, sentimentalmente, yo, como asturiano, no percibo igualmente el "Asturias, patria querida" que una canción tradicional vietnamita. Que siento una especial afinidad por todos los latinos a ambos lados del Atlántico y por los pueblos mediterráneos de Algeciras a Estambul.
En ese contexto emocional, y sólo emocional, ayer, debo admitirlo, además de que racionalmente estaba convencido de que el 90% largo de las papeletas para los juegos las tenía Río, deseaba además que ganase. Sudamérica nunca ha celebrado unos JJOO, mientras que Europa ha celebrado muchos, al igual que Norteamérica. En particular, además, España organizó los de 1992, y Estados Unidos ha tenido en las últimas pocas décadas Los Ángeles y Atlanta, además de que algunos años antes Canadá tuvo Montreal. Hoy, Brasil se ha convertido en no pocos aspectos en un modelo a imitar. Del subdesarrollo y un hambre que por desgracia aún no se ha conseguido erradicar, pero contra la que se han dado pasos valiosísimos, ha pasado a ser, junto con India y China, la economía de futuro por excelencia. Ha conseguido liderar las políticas progresistas en el subcontinente americano respetando las reglas del juego y sin embarcarse en absurdas batallas contra nadie, como el otro gran bloque ( ¿bloque? lleno de fisuras ya, por cierto ) de la Izquierda suramericana ha hecho, con bien poco provecho para sus pobres ciudadanos, que si no llega a ser porque a Venezuela le sale el petróleo por las orejas estarían pasando las de Caín.
Río merecía esos juegos para tener, como tuvo España en 1992, la oportunidad de mostrar al mundo los pasos de gigante que ha dado en los últimos tiempos.
Lamentablemente, al día siguiente de la elección de Río, una mujer, un ser humano, un símbolo de la lucha por la dignidad de nuestros hermanos americanos acaba sus días. Mercedes Sosa. Su interpretación de "Canción con todos" es para mi generación mucho más que una canción. Y su invitació a unir nuestras manos en un Proyecto de futuro, en hermandad, en solidaridad, que España debería ( y en esa línea va actualmente, frente a otras líneas geoestratégicas que pretendió seguir un Presidente del Gobierno encantado de haberse conocido cuando con mayoría absoluta ponía junto a George W. Bush los pies sobre la mesa en un rancho tejano congratulándose de ser un líder del mundo mundial que salvaría a Irak de un tirano y llevaría la paz y la prosperidad a ese pobre país maltratado por la Historia en los últimos tiempos, a la vez que incorporaría a España al núcleo de países que contarían en la escena internacional ) compartir hasta las trancas, junto con su carácter de puente con el mundo norteafricano, respecto del cual los 14 kilómetros del estrecho de Gibraltar no nos van a blindar.
" Canta conmigo canta / hermano americano ; libera tu esperanza / con un grito en la voz "
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