Héroes
Es sabido que este tecnólogo, por circunstancias de la vida, ( che buffa cosa, ma se lo dici nessuno ride ! ), lleva dos meses y cuatro días trabajando en el ámbito sociosanitario con ancianos en un puesto sin cualificación [ o , como me gusta decir a mí, no por ponerme medalla alguna, sino porque he visto que es así: que requiere una cualificación, unas aptitudes, como prácticamente cualquier trabajo, si bien radicalmente diferentes en su mayoría: no sirve de mucho en él ser Doctor Ingeniero Aeronáutico - aunque no deserto de mi archiconocida posición, tomada de D. Pantuflo Zapatilla, de que el saber nunca ocupa lugar, pero como no tengas una serie de aptitudes y actitudes, o las desarrolles, estás llamado al fracaso irremediablemente ].
Y el caso es que este trabajo, donde la mayoría de mis usuarios no han cursado prácticamente estudio reglado alguno ( aunque sí que prácticamente todos son Doctores en la Universidad de la Vida, que enseña mucho más que Bologna y Salamanca juntas ), este tecnólogo heterodoxo que ha tenido la suerte de poder pasar por la universidad ( y no por una cualquiera, sino por una universidad que no será tan conocida como Stanford, pero que considera muy buena, singularmente por la calidad profesional y humana de la mayoría de sus profesionales... la Universidad de Oviedo, que, como digo, no tiene el abolengo de Bologna pero a este servidor le es infinitamente cara -en el sentido de querida, que no de gravosa- ) aprende mucho de sus en su mayoría prácticamente iletrados usuarios.
Mis jefes ( no los dueños de la sociedad: mis usuarios y sus familias, que siempre tienen razón y que nos dan de comer ) son unos héroes con no menos de cuatro cualidades extraordinarias:
1) forman parte de una generación que vivió tiempos dificilísimos y que aun con la Historia en contra, inició el despegue económico y social de este país, que se aceleró tras los Pactos de la Moncloa y la entrada en la entonces CEE, pero que sin las bases sentadas por treinta millones de españoles anteriores, de duro trabajo y esfuerzo y buen hacer, no habría tenido empuje para despegar y convertir España en la séptima potencia mundial, aun con la que está cayendo [ quizás en los próximos dos años o así, dado que parece evidente que estaremos entre los últimos de salir de esta crisis, bajemos coyunturalmente de nuevo al puesto octavo o noveno, pero no debemos olvidar de dónde partíamos en 1978, y que hace dos telediarios que salió del infradesarrollo ( en concreto, hasta 1983 no cruzamos la frontera de los 10.000 dólares de renta per capita, considerada a la sazón la que separaba los países desarrollados de aquellos en vías de desarrollo).
2) son personas de una edad muy elevada, supervivientes muchos a una guerra y al hambre, dotados probablemente de una genética privilegiada, pues su media de edad supera significativamente los ochenta años y eso, aun con todo, no lo lograron ni mucho menos todos los nacidos en la primera mitad del siglo pasado. Para muchos, la mayoría de sus coetáneos ya se fueron. Y no sólo sacaron adelante este país ( ¡ y a sus hijos, que no es moco de pavo tampoco ! ), sino que ahí están, dando ejemplo de cómo el trabajo , contra la broma que yo siempre hago de que sí, sí, mucho decir que el trabajo es bueno pero tan bueno no será, porque si no, como todo lo bueno, se lo quedarían los ricos en exclusiva para ellos, es bueno para la salud y la longevidad ( siempre y cuando se haga en unas condiciones de salud e higiene laborales y de seguridad cuando menos aceptables, lo cual, para estas personas y en su época , casi nunca fue así).
3) como me dice mi querido P. , el único de los titulados superiores que no está impedido de hablar por senilidad ( hay otro, pero la enfermedad que padece hace tiempo que le privó del habla), y, como es sabido, Laura R. es testigo, a mí, aunque soy un tímido al que sus amigos que le conocen desde hace décadas se le escojonan a la cara cuando dice que lo es ( y lo es: otra cosa es que haya desarrollado estrategias, a lo largo de su vida, para afrontar su timidez, y que se desenvuelva socialmente de modo que aparenta no serlo, pero lo es), me gusta hablar más que a un tonto un lapicero ( bueno , también es cierto que de tonto tengo no poco, y que los lapiceros me encantan :-))) ), no es por clasismo, faltaría, pero, aunque soy capaz de adaptarme a la conversación de casi cualquiera, tengo que confesar que me deleita más la conversación con una persona culta que con una persona que careció de la posibilidad de formarse, se trata de una generación que supo vivir y sabe morir, dos cualidades que cada vez más estamos perdiendo
4) siempre cito The End, de The Beatles: And in the end, the love you take is equal to the love you make. Obtenemos de nuestra vida social aquello que sembramos. Si sembramos cariño, entusiasmo, empatía y "buen rollo", eso nos van a devolver con creces nuestros compañeros de viaje por la vida. Si sembramos cizaña, envidia, hiel y malas pulgas, eso se nos será devuelto (dad y se os dará, que dicen que dijo el Nazareno, y razón tenía, si es que lo dijo). Pero los ancianos son multiplicadores, en ese aspecto. Dale a un anciano una pequeña dosis de cariño y te responderá con ella multiplicada por mil.
Gracias, mis héroes, por la oportunidad sin par que me dais de trabajar con vosotros, de aprender de vosotros, de ser útil ayudándoos con vuestras dificultades de movilidad desde la inmensa fortuna de gozar de unas condiciones de salud y de capacidades físicas sin más límite que mi pobre constitución ( que, por otra parte, está variando a más fuerte, desde que muevo sillas de ruedas con pesos que yo estaba seguro que superaban con mucho mi capacidad, siendo mi récord absoluto hasta el pasado 15 de junio levantar una caja de leche de 12 briks de un litro en la compra semanal, y todo el esfuerzo físico que había hecho en mi vida laboral el necesario para vencer la resistencia a ser pulsada de una tecla de ordenador).
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