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Titiritero de palabras

Pacto de estado contra los chorizos

 

Sabéis bien quienes me conocéis, que creo que entra mis escasas virtudes, se hallan dos que yo creo que son, eso, virtudes, que son cosas positivas, aunque haya a quien le sorprenda que una misma persona las posea. Más de una persona, sobre todo amigos míos simpatizantes del Partido Popular me han dicho más de una vez que no imaginaban siquiera que pudiera existir nadie como yo en ese sentido.

Me explico:  por un lado, yo tengo unas ideas muy firmemente asentadas en el fondo de mi corazón. Yo las llamo socialismo... No sé si soy digno de llamarme a mí mismo socialista, porque creo que el socialismo se demuestra como decía que se debía conocer a las personas aquel famoso hombre que vivió en la Judea del siglo I: "por sus hechos los conoceréis". Quizás no sea digno de otorgarme a mí mismo el adjetivo que etiqueta, sin duda, a personas como Pablo Iglesias, o, siempre lo cito, Pablo García, que para mí es un referente moral incuestionable ( como él mismo me diría, estoy seguro: Y Lolina, Sergio,  y Lolina, no te olvides en cuanto haga que te parezca bien de citar a Lolina... y es que suele ser verdad eso de que tras un gran hombre hay una gran mujer). En mi concepción del socialismo, hay tres ideas básicas, incuestionables: las ideas de libertad, igualdad, y solidaridad, versión ligeramente retocada del histórico lema francés, pues sabéis que a los socialistas nos parece más adecuada la palabra "solidaridad" que la muy noble, también de "fraternidad", para citar las piedras basilares de nuestro andamiaje ideológico. A partir de esos tres pilares, creo que hay que cuestionarse todo... que los dogmas no son nada convenientes, y que, como en la ciencia, una idea de la forma  de desarrollar los principios siempre debe estar abierta a la posibilidad de verse sustituida por un elemento mejor.

A la vez que me considero incuestionablemente socialista, creo que soy una persona que tiene bien poco de sectaria. En principio, ni me parece necesariamente que esté bien hecho algo porque lo haya hecho un socialista, ni que esté mal porque lo haya hecho un "popular", sino que creo que todas las combinaciones posibles de hacer las cosas bien, mal o regular, con las distintas ideologías de cada cual se dan en la realidad. Parto de la base de  que estoy plenamente convencido de que al 90% de la gente que vivimos con el corazón la política nos mueve nuestro deseo de construir un mundo mejor. Cada uno a nuestra manera, pero creo que siempre con la mejor voluntad. Cuando Mario Vargas Llosa, conocido baluarte de la ideología neoliberal, argumenta que su asistenta cuando vivía en los Estados Unidos llegaba a su casa a trabajar haciendo tareas de limpieza conduciendo un coche valorado en más de treinta mil dólares gracias a las bondades del sistema liberal y de la mano mágica de Adam Smith, estoy convencido de que cree profundamente en lo que dice, y que si propugna un liberalismo casi casi extremo, es en el convencimiento de que es el instrumento adecuado para lograr una vida mejor para todos los seres humanos. Cuando yo defiendo un Estado de Bienestar fuerte, con impuestos progresivos y redistribución de la renta, y con fuertes sistemas públicos en la Sanidad, la Educación y las pensiones, mi intención es la misma.

Por cierto, he pasado momentos horrendos cuando algún conocido se subía al mismo autobús que yo y empezaba a emprenderla en alta voz con "los hijos de puta esos del PP".... Más de una vez ocupaba un asiento cercano algún amigo militante del Partido Popular, del que me consta desde mi primera niñez que no es ningún hideputa, antes bien, todo lo contrario, es un ser humano excelente, y seguro que he enrojecido mucho de cara en varias ocasiones, con mi dogmático conocido y yo siendo mirados estupefactos por medio autobús.

Desde la legitimidad que creo tener por el que creo, sinceramente, que es un carácter bien poco sectario, aun siendo perfectamente compatible con unas ideas propias muy sólidamente asentadas, debo decir que el actual cierre de filas de buena parte del Partido Popular que corre el riesgo de incluir a presuntos delincuentes a los que los indicios apuntan a que han cometido cosas muy feas, me parece inadecuado. Bien es cierto que el que un magistrado-juez de un juzgado de instrucción central de la audiencia nacional parezca ser que se fue de "finde" con una fiscal interviniente en el caso y con el fiscal general del estado ( o cosa similar, no he tenido tiempo a ver ni leer las noticias en detalle, pero si me equivoco en algún hecho, creo que no afecta gravemente a la sustancia de mi línea argumental), no es ningún ideal. Personalmente creo que lo que está apareciendo de un par de señores principales , y alguna decena de actores menos principales en Madrid y en Valencia, no es ninguna caza de brujas del Señor Garzón, aunque su propensión a adecuar sus acciones a los tiempos , personalmente, creo que no es tampoco un ideal de seguridad jurídica... Bien es cierto que me parece importante, también, que la mujer del César, además de ser honesta, no siembre dudas que puedan hacer que no lo parezca. Absténgase, si eso favorece una acción que no ofrezca duda alguna sobre la imparcialidad de la justicia, el Sr. Garzón y deje el caso en manos de otro magistrado, si es preciso. Pero los hechos tan feos que están asomando deben ser investigados por la Justicia hasta el fondo.

Soy de la opinión que "la ocasión hace al hombre ladrón", y que, dondequiera que aparezcan oportunidades de corromperse, siempre va a haber gente que se corrompa. Lo sabemos , para la desgracia de millones de socialistas honestos, muy bien mis compañeros de ideología y de partido. Lo sabe muy bien el Partido Popular. Lo sabe muy bien Convergencia i Uniò... Lo saben todos los partidos que han tenido ocasión de gobernar instituciones, y de manejar elevadas cantidades de dinero público. Ha ocurrido, y, por cuidadosas que sean las medidas que se tomen para evitarlo, estoy seguro de que volverá a ocurrir en el futuro, que en cualquier partido se cuele un garbanzo negro, o, como decía, que un garbanzo incuestionable, cuando ve todos los días pasar por sus narices contratos multimillonarios, caiga en la tentación y , de ser honesto, pase a ser corrupto.

En cualquier caso, la corrupción siempre produce ineficacias en los sistemas. Y un  país donde nunca jamás han crecido los billetes de quinientos en los árboles, ni donde jamás se han atado los perros con longaniza, no se lo puede permitir nunca. Pero en época de crisis , menos.

Creo que sería conveniente llegar, incluso, a un Pacto de Estado contra los chorizos..... con dos puntos principales: que la corrupción sea perseguida de modo tajante por todos los partidos con todo corrupto sin excepción, haciendo piña de todos los hombres y mujeres honestos contra cualquier persona deshonesta independientemente de su filiación partidaria. Y que se saque este asunto del debate partidista. España y los españoles no merecen menos.

 

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