Recortes en las universidades
En unos tiempos difíciles en la economía, de problemas evidentes, de pesadas incertidumbres, nos llegan noticias de que algunas Comunidades Autónomas están recortando de modo muy importante sus presupuestos para sus universidades públicas. Singularmente, la Comunidad de Madrid en un 30%, la valenciana en un 25.
Uno no es un as de la economía, eso se lo dejo a gente como Francisco González, o César Rodríguez, por citar dos economistas de la Universidad de Oviedo con los que he tenido la suerte de tratar profusamente. Sin embargo, creo que, una vez satisfechas las necesidades más perentorias del estado de bienestar, para evitar situaciones que propicien un significativo cuarto mundo en un país que parecía, de la mano de su Estado de Bienestar, avanzar hacia que esa perspectiva fuese una cosa sencillamente impensable, la INVERSIÓN, y nótese que soy muy consciente de que digo "inversión" y no "gasto" en universidades debería ser una prioridad de primer orden.
Las plantillas de las universidades públicas, en primer lugar, no son nada elásticas. Están formadas por funcionarios, que, sean de carrera o estén en interinidad ocupan unas plazas que no se pueden amortizar salvo en situaciones muy concretas, y además responden a necesidades que no se pueden suprimir de un plumazo, y, en el resto, sobre todo, de personal laboral indefinido, del que cabe decir lo mismo: se le necesita, pero, en cualquier caso, sería una brutalidad pensar en rescindir contratos en tiempos como estos, y mandar a la incertidumbre familias enteras, hipotecas, y planes de vida. La masa salarial de estos trabajadores tampoco es flexible. Tienen unas categorías, y unos derechos adquiridos que el propio Derecho prohibe tajantemente recortar.
¿ Dónde habrá que recortar entonces ? Pues me temo que en las partidas destinadas, por ejemplo, a los Grupos de Investigación, que ya siempre han sido magras de por sí. Grupos que están formados por gente de inmensa capacidad, muy selecta, muchas veces más joven que la media del PDI de su Institución, en sus mejores años y con sus mejores ideas. Naturalmente, esta gente también tiene su trabajo ahí, algunos, no pocos, su beca, que esa ( ¡ay! ), sí que es recortable.... Cercenar medios materiales y humanos en puntos como ese sería el mayor error estratégico que puede cometer una economía que está teniendo problemas por su exagerada dependencia del ladrillo y de los servicios de escaso valor añadido. Los frutos de la materia gris de hoy, no sólo justifican el mantenimiento de las familias de los profesores/as y estudiantes de grado y postgrado que la aportan: sientan bases importantes para construir la economía que España debe propiciar para mañana. Un político inteligente establecería, aunque fuera, acuerdos finalistas, de modo que el gasto universitario, una vez cubiertos los costes fijos, fuera a parar a los mejores proyectos que garanticen el progreso de nuestras expectativas de desarrollo económico en el futuro, que fomenten que dejemos de estar a la cola del mundo en solicitudes de patentes, que propicien que de los Departamentos salgan pequeñas empresas privadas con gran know-how y una envidiable competitividad.
Naturalmente, eso no les gusta a los fundamentalistas neoliberales. La Universidad que se busque la vida. El Estado debe intervenir mínimamente.... con menudencias tales como aportar 700.000 millones de dólares al rescate de entidades financieras mal gestionadas y peor controladas. Dieciocho mil euros para proyectos solventes de investigación de un Departamento de Informática o de Ingeniería Eléctrica, Electrónica, de Computación y de Sistemas nos acercarían demasiado a un peligroso estatalismo, al borde del stalinismo que hundió en la miseria media Europa. Lo saben muy bien los ortodoxos directivos que celebran la salvación de sus entidades con cenorras de trescientos mil euros el cubierto, lo sabe muy bien Esperanza Aguirre..... Mamá.... cuéntame otra vez ese cuento tan bonito. No es que se me haya olvidado. Es que no me lo creo.
2 comentarios
Sergio -
Tu aportación es muy interesante. Es cierto que el mundo de las universidades públicas españolas es complejo, hay de todo, y a veces los capítulos de gasto y su distribución se alejan de lo deseable para el conjunto de la sociedad, que las financia en prácticamente el 90% vía impuestos. No obstante, esa discrecionalidad de que disponen los equipos de gobierno, podría mitigarse asignando un mínimo digno para el mantenimiento de las estructuras, y, como sugería en el texto original, la financiación de las investigaciones de los grupos en ellas existentes podría hacerse, tanto por la administración que paga los gastos generales ( el Principado en el caso asturiano ) como por otras instituciones, obras de interés social de cajas, iniciativa privada o quien fuese, mediante asignaciones finalistas. De hecho ya se hace en parte, y la administración general del estado asume la financiación de determinados proyectos a través de convocatorias públicas y la planificación del proyecto incluye, incluso, la contratación de personal para tareas , por ejemplo, subalternas, cuyo coste salarial, al ser concedido el visto bueno al proyecto asume el MEC, y realiza el responsable del grupo de investigación. Creo que es un modelo interesante. Un saludo.
Daniel Gutierrez Granda -