Arriba y abajo
Quizás una de las cosas a las que más vueltas le he dado en mi vida, ha sido a la relación entre las posibilidades que abre el mundo de ser cambiado de arriba abajo, o de abajo arriba. Supongo que el tema habrá sido profusamente estudiado por los politólogos, economistas, filósofos, y científicos de todo pelaje. Yo, sin embargo, aun cuando leo los análisis que caen en mis manos de los expertos, sigo en el empeño de construirme mi propia opinión.
Uno se pregunta por qué demonios termina preocupándose por lo colectivo, sea desde el ámbito que sea, en una sociedad que adora el éxito individual como al becerro de oro. Será inmadurez, será que a los 15 años casi todos queremos cambiar el mundo y yo no he superado aún esa etapa. Eso sí, cuando tantas veces se estrella uno contra el muro de las durísimas resistencias que opone el statu quo a ser cambiado, vuelves a preguntarte por qué leches insistes en estrellarte una y otra vez contra un muro. ¿ Será porque el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra ? No.... Digan lo que digan Occam y sus navajas, la explicación la descarto por simplista. Yo creo que es más profunda, se basa en el conocimiento de que gota a gota llega el agua a desgastar la piedra, y que mis cabezazos contra los muchos muros que aún nos quedan por demoler, unidos a los de otr@s idealistas, un día pueden contribuir a derruirlos.
Sin embargo, sigo sin resolver definitivamente el problema de si las cosas se cambian mejor de arriba abajo, de abajo arriba, o con una combinación de ambas. Pasé años de mi vida en un entorno, la dirección regional de una organización juvenil política, en que nuestros análisis iban de arriba abajo, y difícilmente se nos pasaban por la cabeza otras opciones. A día de hoy, muchos de mis compañer@s de aquella época han sido llevados por los votos populares a lugares desde los que tienen la opción de continuar esa senda, al gran honor de representar a sus votantes en gobiernos, alcaldías.... Sin embargo ese es un privilegio de pocos, y los que nos gustaría tenerlo somos muchos ( muchas veces miro a mí mismo y a mi alrededor, y no puedo evitar recordar la atmósfera en la grada de un partido de fútbol de élite, donde resulta que cuando Villa no logra marcar un gol, 60.000 espectadores estamos convencidos de que nosotros sí sabíamos meterlo; la realidad es tozuda, y demuestra que Villa llegó donde está, y los 60.000 espectadores si acaso jodimos les patates que se podíen haber sacao de los praos de segunda regional... algo tendrá el agua cuando la bendicen).
Por lo demás, yo veo a la gente que pelea desde arriba, y veo a la que pelea desde abajo, y, aunque parezca mentira, muchas veces, da más retornos personales el hacer trabajo desde la base. En veintidós años en política he recibido una cantidad de sinsabores que a veces me hace pensar: los que nos comprometemos en esto, ¿ seremos idealistas o seremos masocas ? En un año echando una mano y dejándomela echar en la Asociación de Usuarios de Salud Mental Hierbabuena, o, mucho menos aún, haciendo muy pocos ratitos de muy modesta aportación voluntaria, a Vivir en Positivo, que trabaja temas de VIH, no he recibido más que muestras de aprecio y agradecimiento...
De momento, ahora me voy a Hierbabuena; no sé si ayudaré en algo a alguien, pero me va a ayudar a mí. Terminaré volviendo a otro tipo de ámbitos que no suelen ser igual de agradecidos, no me cabe duda... Por algo mi peli favorita es Casablanca.... donde Richard se queda sin la chica, tiene que huir a un regimiento de la Francia Libre en Brazzaville... pero hace lo que cree que debe hacer, y eso es lo más importante de todo.
Ah, además, tres años después de la película, los aliados ganaron la guerra ;-)
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