Dar y recibir
En la última semana he acudido dos veces a sendas sesiones de terapia de grupo, dirigidas, obviamente, por una psicóloga.
En lo que se puede apreciar en dos sesiones de dos horas ( ¡ que es mucho ! ) a mí la terapeuta me ha parecido excelente. Sin embargo, creo que gran parte de la verdadera potencia de la técnica se basa tanto en la capacidad de recibir de los miembros del grupo, como en la capacidad de aportar que todos/as nosotros/as tenemos. Creo que las aportaciones hechas en voz alta por los componentes del grupo son de gran interés. Además, la fuerza y la cohesión del grupo son fundamentales para darle utilidad, y para vencer dificultades que pudieran presentarse.
Naturalmente, no todo el mundo está igual, y hay gente de condición muy diversa, lo cual, seguramente, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Y no es de olvidar, de ninguna manera, el rol de la profesional, que prepara, coordina y dirige la terapia, y que cuando la cosa por algún motivo se tuerce ( una intervención no excesivamente afortunada, intervenciones que podrían ser contraproducentes de gente que tiene la desgracia de no encontrarse en una condición de salud en el momento de la sesión que le haga ver las cosas con lucidez y objetividad, sino con un prisma que distorsiona y que es debido a alguna característica de su condición), ella interviene, y, a mi juicio, lo hace con una excelente mano izquierda aun cuando alguna situación no es nada fácil de manejar ( he visto momentos en que me he planteado si la pobre mujer no hubiese preferido enfrentarse a un miura suelto y furioso que a un momento difícil de una reunión de un grupo de personas numeroso y de muy variada condición, especialmente en lo tocante a la salud).
Por cierto, hoy la psicóloga nos ha recomendado ESCRIBIR :-) No he dicho en el interior de la sala ni media palabra de que yo lo hago a diario, algunos días en este blog, en otras ocasiones en otros ámbitos..... Concuerdo con ella en que es muy saludable.
Y, como anécdota, cuando me marchaba del lugar donde se había celebrado la sesión acompañado por otra amiga que también asistió, al pasar por un paso de peatones, el conductor que venía por nuestro lado se detuvo inmediatamente. Yo hice lo que siempre hago en tales casos: aunque es la obligación en esa circunstancia del conductor detenerse, la realidad es que la mayoría de ellos no lo hacen, de modo que siempre correspondo a ese detalle con un sutil gesto de agradecimiento con la mano... Al superar la mitad de la calzada y encontrarme ya a la altura del otro sentido de la circulación, se detuvo otro coche cuyo conductor no debía de tener tanta gana de hacerlo. Aunque parezca increible, a mi me había relajado tanto la asistencia a la sesión de terapia de grupo que inconscientemente estaba caminando a una velocidad sensiblemente inferior a la mía habitual ( soy una persona ansiosa, y suelo caminar rápido ). El caso es que debí de pillar al hombre stressado, porque mi acompañante no me pudo confirmar si había gritado por la ventanilla lo que a mí me pareció oir, pero creo que yo lo entendí bien. Juraría que gritó: " ¿ Qué ? ¿ Pasas, mongol ? ". Al que suscribe, que se ve obligado a aclarar que no es consciente de poseer ninguna trisomía en ningún cromosoma, síndrome de down en particular incluido, no pudo por menos que ponérsele, además de relajación, buen humor, tratar de confirmar con su amiga si el automovilista había dicho lo que había dicho, y recordar , absolutamente en broma y partiéndose de risa, una escena de "Los lunes al Sol", en la que uno de los personajes le pregunta a otro en un cierto momento: "¿Qué, ya estás más tranquilo?"... y el otro le responde: "No del todo".
Instantes después, este último agarra una piedra, la lanza con furia contra una farola, que estalla en mil pedazos, y exclama: "ahora sí,ahora ya estoy más tranquilo".... y bromear, el que suscribe, que quizás deberíamos plantearnos actuar de un modo similar con las lunas de los coches de los conductores stressados, a ver si así contribuíamos a rebajar su ansiedad, jajajaja.
Naturalmente, lo digo totalmente en broma, seguro que tal actitud empeoraría gravemente las cosas. Eso sí, el próximo día, más en serio, me detengo, le doy una tarjeta, y le invito a asistir a la próxima sesión de terapia de grupo ^___^
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