¿ Pasará hambre la Duquesa de Alba ?
Hoy abre sus páginas el diario El País con una alusión al contrasentido de que la Unión Europea limita su producción de alimentos en un momento de enorme expansión de la demanda y de elevados precios, que completa en páginas interiores con un amplio reportaje. Cierto es que El País solía encabezar su portada aludiendo a su independencia (curiosamente, desde hace unos meses, en la línea que ocupaba esa referencia se alude ahora a su globalidad). Sabido es, en todo caso, que no es lo mismo, ni nunca lo ha sido, ser independiente que ser neutro o ser neutral, y que El País, como todos los periódicos que conozco, y conozco bastantes de al menos un par de países, nunca ha sido neutro, y su línea editorial tiene características muy marcadas. En todo caso, y al margen de una mayor o menor identificación con su línea editorial del que suscribe (para l@s curios@s, la comparto en buena medida, y no es casualidad que sea, junto con La Repubblica si por casualidad me hallo en Italia, mi periódico favorito, lo cual no quiere decir que la comparta siempre y en todo), sus artículos, reportajes, e incluso sus editoriales, suelen estar muy basados y fundamentados, aportar una base sólida de información objetiva, y evitar mezclar información con opinión.
He procurado no leer el reportaje con un exceso de concentración que me hubiese llevado, posiblemente, a repetir en gran medida lo que hubiese leído.... y está claro que los profesionales y expertos de El País saben más que yo de ese tema y de casi todos ( si para cada tema consideramos al experto correspondiente de su amplia plantilla, sin duda, de todos). Pero parto de la base de que los que tenéis la amabilidad de leer mi blog queréis leer lo que yo pienso, no lo que dice un diario que podéis encontrar en todos los kioskos y que, como digo, dirá sobre asuntos como este mejores cosas que yo y mejor dichas.
El caso es que esa referencia toca un tema que me preocupa desde hace muchos años. La Unión Europea lleva muchísimo tiempo con políticas agrarias comunes que consiguen algo tan difícil como que a casi nadie le gusten pero supongan un punto de consenso en el que , según épocas, 12, 15, 25, 27 países o los que fuesen terminaban admitiendo. Tradicionalmente, esas políticas sólo hacen plenamente feliz a Francia y a los agricultores franceses, mientras exasperan a todos los gobiernos que han pasado por Inglaterra, que aceptan a desgana aportar dinero neto a políticas de las que su país obtiene poco o ningún provecho, dejan a medio satisfacer a los países nórdicos, y generan cierta aceptación más resignada que aclamada en los países del sur de europa que no somos Francia.
¿ Sus consecuencias ? Pues en términos globales para el mundo, nefastas. Sus componentes proteccionistas constituyen uno de los elementos fundamentales de la ruina de los agricultores de muchos países pobres, y con ellos, en buena medida, del conjunto de esos países, que si no pueden competir en la agricultura normalmente de ser competitivos en otros sectores mejor ya ni hablamos ( por cierto, y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid: ¿ si grandes partes de Africa no fueran miserables habría jamás nadie embarcado en un cayuco hacia Europa? ). En términos españoles, y en lo poco que conozco yo las cosas del campo, parece que generan una cierta aceptación resignada entre algunos agricultores y ganaderos (empecé diciendo PAC y quizás debería haber hablado más en general de política agraria y ganadera de la Unión...), a unos más que a otros, y, con triste frecuencia, más satisfechos de las políticas de ayuda cuanto menos necesarias son para el agricultor o ganadero que opina ( hasta el extremo de que la Duquesa de Alba o la Reina de Inglaterra están entre las "agricultoras" más ayudadas de Europa )...
He oído muchas veces a gente muy sabia y que entiende de estos temas algo muy razonable y que comparto: en ningún caso la solución a la pobreza y el hambre en el mundo debe conllevar el disminuir el bienestar de los europeos que durante décadas han dedicado sus esfuerzos al mundo del campo,.... Ciertamente, no es buena cosa desvestir a un santo para vestir a otro ( ni siquiera cuando el santo desnudo necesita ropa mucho más que el santo que ya tiene una razonable provisión de ella). Pero si algo es muy claro es que esto no puede seguir así... Hace mucho tiempo que es imprescindible una política más justa que permita el desarrollo humano de todos, que genere consensos menos desganados, y que compagine el legítimo ( ¡ y necesario ! ) deseo de nuestros ciudadanos rurales de tener una calidad de vida tan digna como la de quienes vivimos en las ciudades con el incuestionable principio de que las ayudas públicas deben beneficiar más cuanto más se necesiten.
Porque la alternativa es hambre en el mundo, miseria para cientos de millones de personas, emigraciones masivas de población incontrolables, insatisfacción y frustración de nuestras gentes del campo, pérdida de población en nuestras áreas rurales, abandono, descuido y deterioro, de lo que queda de nuestras riquezas forestales problemas en todo el mundo para gestionar una población que en todas partes agravaría la tendencia a hacinarnos en urbes cada vez menos habitables.... Y, eso sí, ¡¡¡ la perpetuación de la riqueza y poderío de las casas de Alba y Windsor !!! ( ¡ es difícil ni queriendo lograr ninguna política tan nefasta que perjudique a todos y no beneficie a nadie ! ).
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