Tú, tú serás... mi último fracaso
El otro día consideré conveniente acompañar a un familiar a un Servicio del Hospital Central de Asturias, y allí me fui. En la sala de espera en la que permanecí, había un cartel muy notable indicando la urgencia e importancia de obtener donantes de sangre, de modo que, en cuanto mi pariente fue "resuelto" por el personal sanitario y no sanitario del servicio al que acudía, y se comprobó que todo estaba en orden, me despedí de él y me fui a la sede del Centro Comunitario de Transfusión del Principado de Asturias que hay en los terrenos del antiguo Hospital General.
Fui a consultar, vista la gran necesidad que indicaban en el cartel del tablón de anuncios, si yo era válido para donar, aun cuando ya preveía la respuesta. El trato del personal administrativo del centro y del médico que me recibió fueron, como siempre, excelentes, mucho más allá en su amabilidad, cortesía y excelente educación del que les obligaría el trabajar en un lugar en que atienden público (siempre he considerado que quien trabaja en un lugar donde se atiende al público tiene la obligación, cuando menos, moral, de ser amable y educado, si bien, dentro de un orden: cuando ya supera ciertos límites, es ya de agradecer, pues a nadie es exigible, según mi criterio, que no sólo sea amable sino EXTRAORDINARIAMENTE AMABLE Y ENCANTADOR ).
Como preveía, no me permitieron donar, debido a los fármacos que consumo por prescripción facultativa. Por supuesto, le dije al médico: "doctor, disculpe usted el tiempo que le he hecho perder, es que como vi el cartel que tan acuciantemente pedía donaciones, pues decidí hacerle caso y me dije: ¡ Vamos a intentarlo ! ". Huelga decir que la respuesta del Doctor fue: "Todo lo contrario, Sergio, en absoluto ha sido tiempo perdido, te agradecemos mucho y muy sinceramente tu intención".
La verdad que salí un tanto triste, me apetecía ese mismo dia escribir un artículo titulado "Ya no valgo ni para donar sangre". No obstante, esa no es la actitud correcta ante la vida, de modo que dejé macerar un poco mi tristeza, hasta que se ha ido disolviendo, y ya aquel día se me ocurrió este título alternativo, esta cancioncilla tonta y pegadiza de Objetivo Birmania.
Y a tirar p'alante: no puedo donar, pero aunque no pueda facilitar 100 o 200 o 400 c.c. de sangre B+ sí puedo darte la lata A TI que tienes la santa paciencia de leerme y pedirte que intentes donar tú ya que yo no puedo. Es mi forma de "contribuir" (por cierto, supercómoda, me ahorro el pinchacito , jajajjajaa.... no obstante, como bien explica el libro que ya me he hartado de recomendar a sanos y enfermos en Titiritero de Palabras , "Adiós, ansiedad", de David D. Burns, ( ediciones Paidos, 84-493-1925-0 ), una de las mejores formas para la mayoría de las personas a las que nos desagradan las agujas de superar esa fobia es someterse a ella ( como lo del chocolate Milka : la mejor forma de librarse de la tentación es.... ¡ CAER EN ELLA !).
Dona y haz feliz a quien necesita lo que a ti te sobra.
Y no olvides ser feliz tú. ¡ Gracias por leerme !
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