Cuatro años de contrato, cuatro años de democracia viva, vivida y vívida
Ayer se constituyó la nueva Corporación que conformará la representación de los ciudadanos en el Ayuntamiento de Oviedo hasta 2011. 17 concejales del Partido Popular, sustentados por sesenta mil votos, nueve concejales del Partido Socialista, apoyados por treinta y cuatro mil votos, y un representante de Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda, con siete mil votos detrás firmaron, como dijo Paloma Sainz, un contrato con el pueblo de Oviedo por cuatro años.
Dieciséis concejales y concejalas juraron, y once prometieron, cumplir sus obligaciones en el cargo y guardar y hacer guardar la Constitución. Son más que unas palabras dichas, escritas, usuales y resabidas. Eso quiere decir que esos veintisiete hombres y mujeres han jurado o prometido trabajar por los 215.000 habitantes de este concejo por que se garantice que todos nosotros tengamos el deber de trabajar y el derecho al trabajo. Y hay, hoy, once mil parados y paradas en la ciudad y sus pueblos adyacentes. Se han comprometido a trabajar por garantizar el derecho a una vivienda digna para todos los seres humanos que convivimos en este municipio. Han prometido, o jurado, defender que todas las ciudadanas y ciudadanos sean iguales sin distinción de sexo u otra condición, y el 17 de junio de 2007, el número de paradas ovetenses, aún con mayor nivel de formación y cualificación medios que sus conciudadanos varones, duplica al de hombres que carecen de un trabajo remunerado.
Esa es la tarea a la que se han comprometido por cuatro años Paloma Sainz, Gabino de Lorenzo, Roberto Sánchez, y 24 concejales más. Pero la democracia nos obliga a mucho más que eso. Una democracia sana ignora lo que es introducir una papeleta en una urna cada cuatro años y olvidarse de ello hasta la siguiente ocasión. Los pobladores de Oviedo tenemos el derecho , y la obligación moral, de fiscalizar cotidianamente a quienes hemos contratado para tan honrosa labor. y desde aquí te animo, amigo lector, amiga lectora, a que ejerzas ese derecho todos los días de tu vida en sociedad. Estamos en nuestro derecho de pedir, de exigir, y de aburrir, a nuestros representantes. Por todos los cauces administrativos y ciudadanos habidos y por haber. Cuando te subas a un L-2 , un L-1 o un L-12 de TUA abarrotado en hora punta, tienes el derecho a preguntar a tu ayuntamiento por qué no eres digno de viajar mejor que una sardina en lata. Cuando una obra municipal rebaje el valor de tus propiedades adquiridas con esfuerzo, tienes el derecho a preguntar cómo se atreven. Cuando los accesos a tu barrio sean un atasco creciente día a día, tienes que preguntar a tu concejal por qué no se aborda el problema. Cuando busques acceder a un empleo o mejorar el que tienes y no encuentres recursos en la administración local que te ayuden, debes pedirlos, gritarlos, exigirlos.
Nuestros nuevos veintisiete concejales deben saber que los próximos cuatro años no pueden ser cuatro años perdidos en Oviedo, y que la ciudadanía no lo va a consentir. Y si se vislumbra el menor riesgo de ello, los votantes no esperaremos a 2011, los debemos aburrir cotidianamente. Y el concejal o concejala que no aguante ese ritmo tiene la potestad de dejar paso al siguiente para que cumpla la promesa que la fatiga le empezaba a dificultar satisfacer. Porque los ciudadanos nos hemos creido ese contrato, nos hemos creido ese juramento, esa promesa, y dentro de cuatro años queremos estar cuatro años más avanzados socialmente.
¡ A pedir !
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