Mis lealtades
Cuando comencé esta bitácora, me hice un par de promesas a mí mismo. Pensé que las podría, razonablemente, cumplir, pero bueno, qué se le va a hacer, la cabra tira al monte, y debí prever que iba a luchar contra dos tendencias muy arraigadas en mí. Una de las dos promesas que me hice, ya lo he indicado en varias ocasiones, era no poner ni una sola palabra en una lengua que no fuera el castellano,y, como ya he indicado en las múltiples ocasiones a que me refiero, esa la he incumplido ya con una imperdonable reiteración, la última vez esta misma mañana.
La segunda promesa de luchar contra la tendencia de esta cabra de tirar al monte era no hablar de política. Al menos, no de la política tal como se la suele entender en una acepción limitada: los partidos, las posiciones partidarias, etcétera.... Pues en el blog sí que he hablado con profusión sobre la vida , y la vida en sociedad es, necesariamente, política. Incumplí por primera vez esta segunda y elemental premisa ( sólo me había puesto esas dos condiciones a mi contenido; la tercera condición que me había autoimpuesto era de otra índole: no borrar ningún comentario en tanto no se insultase, se amenazase ni se faltara al respeto a nadie; también la incumplí en una ocasión por motivos de privacidad) cuando aposté públicamente por Paloma Sainz como alcaldesa de Oviedo.
Hoy voy a entrar directamente al trapo de la política. Lo dicho, esta cabra es montesa y que salga el Sol por Antequera ( o por dondequiera, si se prefiere). Como últimamente observo muchas dudas al respecto, voy a declarar públicamente mis dos lealtades políticas fundamentales. Son estas:
Lealtad número 1: Al bienestar de todos y cada uno de los seres humanos
Lealtad número 2: Al Partido Socialista Obrero Español.
Como, en mi modo de entender el mundo, la lealtad número 2 no sólo es compatible con la número 1, sino que coincide plenamente y es uno de los dos modos que considero que tengo de llegar a ella (el otro modo es contribuyendo en lo poco que pueda al progreso cultural y científico de la Humanidad), milito en el PSOE.
Por ello, les tengo que decir a aquellas personas que me quieren mal y me acusan de tener intereses bastardos en mi modo de actuar, y a aquellas personas que me quieren, y a las que quiero, y que pueden haber creído en un momento determinado que podía hacer o decir ciertas cosas por lealtad a ell@s que , desde ambos lados, se equivocan. Que todo lo que he hecho públicamente en los últimos diecisiete años ha sido por lealtad a los principios 1 y 2, y que eso, para mí, está por encima de filias y fobias personales. Aunque admito que no siempre es fácil....
Quitemos un poco de hierro a estas afirmaciones tan solemnes diciendo otra cosa que escandalizó mucho a uno que yo me sé el pasado San Mateo, y que digo medio en broma medio en serio :-) [ Bueno, un cuarto en broma y tres cuartos en serio, je, je ]. Lo dicho hasta aquí es la posición más oficial y la que mejor casa con la imagen que me gustaría tener de mí mismo. No obstante, yo, como sabéis , disto mucho de ser perfecto, soy muy débil y muy egoista, por lo cual, debo admitir públicamente que me vendo. Quizás suene un poco misántropo pero soy de esos que creen que la mayoría de la gente estaría dispuesta a venderse por un precio.... En cuyo caso, comunico a todos mis lectores que yo, desde luego, sí, y que , por lo mal situado que estoy dentro de lo que es la suerte de vivir en la Europa rica donde la mayoría de las personas tienen garantizado el poder comer todos los días, en particular, me vendo muy barato. Estoy dispuesto a renegar de mis principios si puedo obtener el beneficio personal suficiente para hacer callar a la parte de mí que tiene principios. De modo análogo a lo que contaba de la lotería hace unos días: mi parte más reflexiva considera una suerte que no me toque, mi parte más débil humanamente desea que me toque y que se me hagan algunas cosas más fáciles de lo que son.
Por suerte o por desgracia, puedo deciros que aún no se me ha planteado jamás la tesitura de tener que pensármelo: nunca nadie me ha ofrecido ni un céntimo, ni un mísero puesto de trabajo con contrato indefinido a cambio de nada, ni de renunciar a mis principios ni de ningún otro intangible. Por tanto, mientras nadie me haga ninguna oferta en ese sentido, por modesta que sea, todas mis acciones públicas deben interpretarse a la luz de los principios número 1 y 2.
[ Interesados en remitir ofertas pueden dirigirse a mi dirección de correo o a mi teléfono, gracias ]
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Sergio -