Las causas y los efectos
Cuando cursé mi única asignatura de Economía en la Universidad de Oviedo, mi profesor me habló de una conocida falacia, cuyo nombre latino nunca había oído hasta entonces: post hoc, ergo propter hoc. O sea, que muchas veces, creemos erróneamente que porque un acontecimiento se produzca a continuación del otro, existe entre ellos una relación de causa efecto [ digo creemos erróneamente, obviaré el hecho de que no es inusual que alguien lo utilice como falacia a sabiendas para defender ideas interesadas con argumentos que es consciente que son falsos ]. Me sorprendí a mí mismo dándome cuenta de cuán frecuente es en el ser humano ese error.
La verdad es que hallar correlaciones , muy en particular si se tiene un par de series de valores numéricos, es una cuestión habitualmente trivial para la que es suficiente utilizar sencillas y perfectamente conocidas herramientas matemáticas standard. Otra cosa es identificar si entre cuestiones que presentan correlación hay relación de causa-efecto ( ¡ a veces incluso se podría dudar de existir, en qué sentido, esto es, cuál es la causa y cuál el efecto ! ), o de otra naturaleza....
Desde otro ámbito, me indican hoy la publicación de un informe gratuito de la consultoría Solchaga, Recio, y asociados.... Es un documento de 20 páginas que merece la pena leer, si bien este humilde mindundi tendría toneladas de cosas que comentar sobre él. Como soy consciente de que la paciencia de mis lectores no es infinita ( aunque por mi experiencia de tres años y medio y mi contador de visitas empiezo a creer, por raro que parezca, que a efectos prácticos casi lo parece), me centraré en una única frase.
[ El documento completo aquí ]
En su primer apartado, "Análisis institucional: Elecciones al Parlamento Europeo, una vuelta más a la derecha", el informe dice literalmente, en una de sus frases, así: "Una conclusión significativa de estas elecciones es que se ha producido un movimiento del voto del electorado a la derecha en el ámbito europeo CON INDEPENDENCIA DE la actual crisis económica que vive el continente".
El caso es que en el complejo tema de qué ha llevado a un batacazo ( me gusta más la palabra "hostión", pero queda menos fina) histórico a los partidos socialistas de todo el continente en las últimas Elecciones Europeas, mi impresión no sólo es diferente de la del autor de esa frase.... En la mayoría de los poliédricos sentidos que tiene, es más bien opuesta.
Mi tesis principal es que el que el electorado tienda a votar a la izquierda en los momentos de crisis económica, eso fue cierto, a mi juicio, sin duda, durante casi medio siglo XX, pero el pasado 7 de junio, en mi opinión, ese "con independencia de" no sólo es un análisis inexacto, mi opinión es que está profundamente errado. Naturalmente, y, ni que decir tiene, yo no soy adivino, ni sé leer la mente de millones de votantes. Sin embargo, por los indicios, mis conversaciones con la mucha gente con la que hablo en mi entorno social, y un poco de sentido común, creo que hay indicios importantes en favor de mi tesis.
En mi opinión, el hostión de los socialistas en las elecciones al PE, no sólo no se produjo A PESAR DE la crisis económica, sino que la crisis económica ha constituido una de las patas fundamentales del triste resultado electoral de los partidos con los que me identifico.
Y sustentaré esa impresión en dos puntos.
El uno, que los segmentos sociales que constituyen el potencial electorado natural de los partidos de izquierdas son más críticos que el típico votante de partidos conservadores y liberales. Y, en mi opinión, la socialdemocracia de la segunda mitad del siglo XX ha muerto, y la del siglo XXI aún no ha nacido. En castizo : los partidos socialistas europeos tenemos los deberes sin hacer. No tenemos un corpus integral y suficientemente sólido para afrontar los retos del mundo actual. El votante lo percibe, y no lo tolera.... A los conservadores se les tolera que no tengan una idea clara de cómo afrontar un nuevo escenario, en definitiva, su ideario es conservar, y lo que ya existe no requiere investigación ni descubrimiento alguno, de modo que el elector castiga al partido que no ha hecho sus deberes, mientras que al que no tenía deberes por hacer, no ve motivo para castigarlo. Aunque luego haga las políticas que inventamos los socialdemócratas en la segunda mitad del siglo XX. Tú, socialista, castigau.... Tú, conservador, bueno.... tienes un comportamiento un poco irregular, pero como no tas castigau, te voto. Esa falta de cimentación suficiente de las propuestas socialistas, se nota más en tiempos de crisis que en tiempos en que no la hay, pues son más los retos a afrontar, más los deberes que el socialismo tenía que hacer, y, por tanto, como no los ha hecho, más que no ha hecho.
El otro, que los partidos socialistas no entienden a sus potenciales votantes ( como sustentaría mi tesis de que el análisis que cito está profundamente equivocado, sin ir más lejos), y los potenciales votantes socialistas no entienden a los partidos socialistas. Con el agravante de que existe una brecha a mi juicio incuestionable entre quienes se dedican a la cosa pública desde instancias institucionales y el ciudadano de a pie que, por su situación socioeconómica y laboral, sería esperable que votase socialista. Y dicha brecha, no se solventa ni parece ir camino de solventarse, pues son dos mundos distintos, separados, y que no se comunican. Conozco muchos altos cargos políticos ( con notables excepciones, obviamente ), que a los 8 años ( y digo a los 8 años en un alarde de optimismo y estimación moderada ) de ocupar una Dirección General, una subsecretaría, un puesto de asesor de un ministro o un consejero autonómico, que no tienen presente ya cómo era trabajar en un puesto de trabajo convencional en el mercado libre de trabajo... Seguramente su memoria lo recuerda, pero su percepción ha cambiado. No tiene la misma visión de la cosa social quien gana sesenta mil euros al año en un puesto político que quien gana 800 o 1000 euros al mes trabajando de auxiliar de camarero 14 horas diarias seis días a la semana ( habrá quien me diga que la jornada laboral máxima son 40 horas, y desde ya les digo que les podría dar nombres apellidos y empresa de muuuuuuuuuuchos trabajadores que hacen jornadas similares por salarios de ese orden). Por ceñirnos a la hostelería..... en tiempos de escasez de camareros, no era raro que uno "aceptable" ( ya no digamos si era bueno ) , en un establecimiento muy frecuentado, ganara 1000 en nómina, y 500 más en un sobre, para no tener que cotizar por su salario real a la Seguridad Social, ni la empresa ni él ( en los últimos tiempos, el sobre casi ha desaparecido, cuando no los salarios atrasados de varios meses o incluso el empresario ). Y con esos mimbres.... El auxiliar de camarero... ¿ a quién va a votar ? ¿ Al partido que regatea bajar dos puntos las cotizaciones sociales, del orden del 28% de la base de cotización a del orden del 26%, o al que directamente las bajaría lo suficiente como para que saliera por el mismo coste en cotizaciones sociales que constasen en nómina los 1.500 que lo que actualmente cuesta cotizar por 1000 ? A lo que los partidos de izquierdas aportan la respuesta standard: el obrero que vota a la derecha es tonto.
Pues no.... Yo no considero a los votantes tontos, creo que ese es un error gravísimo que todo partido con aspiraciones electorales debe desterrar de raíz de su acervo. Los votantes son muy listos.... Una cosa es que uno sea Doctor en Economía con un curriculum destacadísimo y otro sea auxiliar de camarero con la ESO. Pero incluso los más iletrados de los votantes desean tener el poder sobre sus vidas, incluso a riesgo de equivocarse, pero será su error ( yo a eso lo llamo Democracia, al derecho de cada uno, en tanto que no pise ilegítimamente derechos del vecino, a decidir sobre su vida; a lo contrario lo llamo Despotismo Ilustrado, que considero loable, pero errado.... Por ilustrado que sea, el despotismo es despotismo ).
En definitiva, los partidos socialistas necesitan urgentemente una construcción firme y sólidamente cimentada de su propuesta para el siglo XXI. Necesitan dar respuestas a la gente. Necesitan entender a sus potenciales votantes. Necesitan que sus cargos pisen la calle. Necesitan que la política sea un punto de paso, pero jamás un lugar donde estacionar permanentemente, y que quien pierda las referencias de cómo se vive siendo un obrero ( quienes alguna vez las tuvieron, que esa es otra ), deje paso a quien sepa lo que es la realidad de empresas que te mandan a trabajar el día de la fiesta local de tu centro de trabajo habitual a otro municipio donde no sea fiesta, o que te exijan que hagas inventario del supermercado en que eres cajera gratis el domingo, y si no te atienes a ello, al plato vendrás, arbeyu , que pronto hallaremos una excusa para finalizar la relación laboral contigo y hay cuatro millones de candidatos picando a la puerta esperando por tu puesto. Mientras no se avance en esa dirección, seguiremos preguntándonos por qué los obreros son tan tontos de votar a la derecha, o por qué aun habiendo una crisis nos metemos un hostión electoral, y perdiendo contienda tras contienda con cara de pasmados.
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