Una idea económica: que la ONLAE se suba al helicóptero
Llevo semanas comentando en diversos lugares cómo la idea de que hay que olvidarse del pánico que les da a los economistas ortodoxos de poner en marcha la máquina de fabricar dinero , en mi humilde opinión, se ha vuelto con toda probabilidad el tratamiento de elección para la grave enfermedad que afecta a todas las economías del planeta, al menos en Estados Unidos y la zona Euro.
Parece que el miedo de los economistas ortodoxos ( del que carezco, al ser un tecnólogo heterodoxo ) es , sobre todo, que la caja de pandora desboque los demonios que inquietaban al gobernador del BCE cuando en julio de 2008, contra las evidencias de los datos económicos y el sentido común , subió los tipos de interés, en lugar de bajarlos, como ya estaba haciendo desde hacía tiempo la Reserva Federal: la inflación, o, peor, la hiperinflación....
Creo que existen mecanismos sobrados para contener, en el medio y largo plazo, los efectos que pudiera tener esta solución aún poco experimentada.... En el corto plazo, no veo riesgo alguno.... Con un evidente riesgo de deflación, con el IPC disminuyendo (aunque aún no sostenidamente, no en todos los elementos de la cesta de la compra considerada por igual, etcétera... pero eso aunque aún no se haya producido, hasta los ciegos ven que se nos está viniendo encima si no cambiamos el rumbo), me pregunto retóricamente... ¿ se hundiría el mundo si alguien con legitimidada para ello estampara un billete de cinco euros y se lo regalase al primero que pasase ? ¡ Evidentemente, no ! Por tanto, la cuantía, como demuestra este gedankenexperiment es relevante. Bastan un lápiz y un papel para calcular, con los datos cuantitativos de la economía en los últimos meses en la mano, un rango de la cantidad de euros de nueva emisión en el que, con una elevada fiabilidad ( del orden del 95%., por ejemplo ) la inflación tendería a situarse en torno a un saludable 2% anual.... Por prudencia, podríamos, pues, ir inyectando poco a poco la mitad del límite inferior de esa banda de dinero de nueva emisión, y permanecer atentos a sus efectos, dispuestos a suspender la administración, ajustar dosis y/o ritmo de administración, o incluso tomar contramedidas....
Veo hoy en la prensa que la Reserva Federal ya lo está haciendo, y, con mucha más timidez, el BCE... Ahora bien, están empleando, sobre todo en Europa, mecanismos que insisten en el mismo error que España, a mi juicio, ya cometió en 2008... esos modos ( indirectos y complicados ) de inyectar liquidez a la economía, están yendo a los bancos. Demonios..... ¿ soy el único gilipollas en este país que se ha dado cuenta de que al final, el gran problema de estas medidas, es que estamos detrayendo margen de maniobra que podríamos emplear de otras maneras, en darles dinero a los bancos, que NO PRESTAN, demonios, que no prestan, con lo cual ese dinero no llega a las arterias de la economía ?
Por lo visto, en los últimos veinte años, a esa solución se viene aludiendo, de modo semijocoso, como subirse a un helicóptero y dejar caer billetes.... Fuera de lo simpático de la idea gráfica para unos chistecitos a los postres, no me parece un mecanismo práctico.
Me estaba preguntando yo cómo se podría dar a la máquina de hacer dinero nuevo, y que ese dinero llegara a la gente, a la recuperación de la demanda, esencial para retomar la capacidad productiva del sistema, que está siendo infrautilizada, incluso para generar confianza....
Algunas cosas que pasaron por mi mente.... La medida famosa de los 400 euros del BOE de mayo de 2008, está absolutamente comprobado que, ante las incertidumbres, fue a parar a ahorro, y no a consumo ( mi ideal es que vaya a consumo responsable, naturalmente.... pero a consumo). Ya lo preveía Solbes..... Pero bueno , el resultado es que Solbes ya no está y que la demanda no notó los 400 euros.
Hay, sin embargo, un impuesto que nadie ha contemplado en el plano general de las soluciones. Claro que no se le suele considerar un impuesto, pero yo siempre lo he considerado tal. Lo he llamado, jocosamente, desde hace dos décadas, el único impuesto que los españoles pagamos voluntariamente y con alegría.
Veo, trimestre tras trimestre, mes a mes, día a día, a los ciudadanos haciendo cola en la Agencia Tributaria con mala cara para pagar sus trimestrales de IVA e IRPF, a quienes les sale la declaración de la renta positiva y están obligados a presentarla, pagarla de mala leche.... Y, sin embargo, a 100 metros de cualquier entidad bancaria que permita pagar impuestos y cotizaciones sociales, hay unas colas enormes de gente anhelante de que le llegue su turno para soltar su pasta para jugar a La Primitiva, o a otros juegos de la ONLAE. Y pagan, mucho o poco que sea, con una cara de felicidad enorme en sus rostros.
Muchos creemos que las loterías son, al menos en los países latinos, que conozco, una forma que tiene el Estado de mantener en quienes llevan una vida de m****a la ilusión de que puede tocarles un premio que dé un giro radical a su existencia, y que constituyen una espita excelente para relajar el descontento de los que realizan trabajos que no les gustan, duros, penosos, ingratos, por un salario que no les satisface.... Es verdad que hay una probabilidad en trece millones de que te toquen seis aciertos en una apuesta de "la primi"..... O sea, jugando una apuesta por sorteo, te va a tocar el premio mayor una vez cada 26.000 años, por término medio... En todo caso, si juegas lo suficiente, en esencia, estarás pagando un impuesto voluntario, si se destina un 60% de la recaudación a premios, del 40%...
Y me preguntaba yo.... ¿ por qué no aumentar el porcentaje de retorno de la apuesta y repartir así el dinero del helicóptero?. Mi primera aproximación, burda como primera aproximación de un torpe que era, fue pensar... coño.... que las loterías devuelvan el 200% en premios, y el déficit de la ONLAE que se lo dé el Estado con dinero de nuevo cuño. Eso sí, con una redistribución de los premios distinta... El otro día tocaron 126 millones de euros a un único apostante... Estoy seguro de que ese dinero va a ser usado de modo ineficiente. Sin embargo, si damos 200 euros a cada acertante de dos números, 1000 a cada acertante de 3 números, y repartimos el resto de lo establecido para premios de modo razonable entre los de 6, 5 y 4 aciertos, el helicóptero puede permitir comprar coche a quien lo necesita para trabajar pero no tiene para comprarlo, pagar una cuota del préstamo hipotecario que de otro modo iba a fallar, renovar una viejísima nevera por una de más eficiencia energética....
En seguida me di cuenta de la burrada de devolver el 200% en premios: ¡ los bancos comprarían lotería en cantidades industriales ! Incluso aunque la legislación no permitiese jugar a personas jurídicas, los ricos doblarían su dinero en un pllis-plas, mientras a los pobres se nos quedaba cara de idiotas...... El control necesario para establecer límites al número de apuestas que una persona jugase sería prácticamente imposible de implantar, y, en el mejor de los casos, carísimo.
No obstante, una idea loca puede ser la base de una idea factible, si se corrigen sus errores: he aquí la corrección al mío. Devolver en premios el 99% de lo jugado. Con la redistribución de categorías que dije antes... Muchos premios de 200 y 1000 euros, pocos premios de gran cuantía, y ninguno que superase el millón de euros.
Al ser el porcentaje de retorno inferior al 100%, nadie apostaría masivamente, pues se aseguraría pérdidas. Sin embargo, 999 ilusionados jugadores de un euro, podrían contribuir a que un acertante de 3 comprase el coche en excelente estado que lleva a la venta meses con un cartel de Se vende por 1000 euros ( empezaron siendo 2.800 ) aparcado enfrente de mi casa, lo cual le abriria las puertas de trabajos para los que está cualificado y que puede obtener pero que se topan con el frecuente: imprescindible vehículo propio.
Claro que el Estado tendría que renunciar a un cuantioso "impuesto" ( el 40% que se queda del gasto en los juegos del ONLAE ).... pero creo que es mejor que bajar el IVA. Y existen mecanismos para compensar esa disminución fiscal con dinero del helicóptero.
Naturalmente, también podemos enterrar el dinero del helicóptero en los balances de los bancos, mientras la economía se muere por falta de sangre en sus vasos. En eso consisten la economía y la política, en elegir. Tú, ¿ qué eliges ?
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