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Titiritero de palabras

El síndrome de Harry Lime

El síndrome de Harry Lime

Estoy ideando un nuevo libro. Su título será "el síndrome de Harry Lime".

La acción transcurre en 2014, en un Nueva York devastado por los saqueos, y por las luchas atroces por conseguir un puñado de arroz que llevarse a la boca, tras casi un quinquenio de recesión cada vez más profunda que llevó el hambre y las enfermedades en todo el mundo, incluso en los países que se creían ricos y para siempre, a niveles desconocidos desde los tiempos más tenebrosos del Medioevo. Aun con el brutal descenso de la actividad económica, la contaminación no disminuyó, sino al contrario: la atmósfera, sobre todo en las grandes ciudades, se había tornado irrespirable, pues la mínima actividad que generaba recursos que no se conocieran en el Paleolítico se veía en la tesitura de utilizar las únicas técnicas disponibles, con una proporción entre la contaminación causada y los resultados obtenidos absolutamente ridícula. Pero es que, aun con hambre, la persona media prefería recargar la batería de su teléfono móvil, que, racionalmente, hacía años que no le servía para nada, quemando lo que fuera, como fuera y donde fuera, en lugar de coordinar un esfuerzo común con otros para quemar unas boñigas secas y cocer el poco arroz que se pudiera lograr.

En la escena culminante de la trama, el compañero inseparable del Instituto del que , aunque apenas aparece explícitamente en una fracción de las páginas, está constantemente presente en todo el relato, sube con Harry a un rascacielos de Manhattan, y, desde su último piso, recuerda cómo Harry, en su adolescencia , era una persona profundamente buena, y, especialmente, cargada de ideales..... Sin embargo, en el origen de la crisis mundial, Harry era el primer ejecutivo de una gran institución financiera..... Y sus prácticas , junto con las de otros ( unos especulando financieramente, otros sembrando mentiras de destrucción masiva, otros incitando desde la publicidad a un modelo de desarrollo consumista que contribuiría desde la raíz a la génesis de la tragedia, según uno fuese banquero, político, periodista, o vendedor de coches caros), habían causado el desastre.... En estos momentos, Harry era multimillonario; con su fortuna amasada en las más perniciosas prácticas podía permitirse comprar cualquier cosa en la ciudad: una mansión ostentosa que se alzaba entre la miseria más absoluta, una guardia de corps para protegerla, guardaespaldas a granel , voluntades, ni que decir tiene, y, por supuesto, los más exquisitos lujos sibaritas.

En un tenso diálogo, su amigo de la secundaria le pregunta:

- ¿ Has visto alguna vez a alguna de tus víctimas ?

- ¿ Víctimas ? Hmm.... Holly... Me resulta desagradable mirar las cosas de esa manera....

Harry abre una ventana y muestra a su viejo amigo cómo, a pesar de todo, se intuye desde la enorme altura unos niños que juegan.

- Mira esos puntitos ahí abajo, Holly....  Si ahora mismo te ofreciese veinte mil dólares por cada punto que dejase de  moverse... ¿ Me dirías que me guardase mi dinero, o empezarías a calcular a cuántos puntitos dejarías escapar ? Es la única forma de prosperar en estos tiempos, chico....  ¡ Y libres de impuestos, tío, y libres de impuestos !

Me gustaría escribir esa gran novela..... pero ... Siempre hay un pero. No es una novela. Es una mera forma de presentar la realidad. Todos, unos más , otros menos, padecemos el Síndrome de Harry Lime. Los grandes banqueros, los líderes políticos, los responsables de empresas que venden productos que no necesitamos, y hasta el último de los ciudadanos, de los que no me excluyo. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, hemos tomado nuestras decisiones considerando a las víctimas de nuestra actuación como unos pequeños puntitos , .... cada pequeño puntito que se detenía en África a los 3 años de edad por malnutrición era un terminal nuevo de telefonía móvil, mejor que el que estrenamos ocho meses antes, y con el que fardaríamos más delante de nuestros amigos, hasta que otro miembro de la manada renovase su terminal por otro más guay que el nuestro. Como en la aquella frase atribuida a Brecht, cuando vinieron por los judíos, yo no hice nada, pues yo no lo era. Nosotros no éramos subsaharianos famélicos.... Pero cuando ya habíamos arruinado las oportunidades de los africanos, de los asiáticos, de los sudamericanos y caribeños, de los excluidos clásicos de nuestra ciudad, de la clase media-baja   y no habíamos hecho nada, vinieron a por nosotros..... ¡ Entonces ya era demasiado tarde !

 

5 comentarios

José Antonio -

Es una forma de describir este mundo que yo estoy dejando de ver.

Sergio -

La verdad es que no lo sé, Jose.... Mi novela acaba poco más adelante.... Tendrás que esperar a que escriba y publique la segunda parte ;)

José Antonio -

Y después qué??

Velda Rae -

*Parece ser, que me comí el verbo.

Velda Rae -

No puedo ponerle ni una pega porque tienes más razón que un santo, incluso en meter en el mismo saco a los periodistas, que como gremio, dejamos mucho que desear. La neutralidad cómplice de todos, de un modo u otro, influye en la impunidad de quiénes son responsables directos de esta crisis y de este mundo donde el único objetivo parece esquilmar y enriquecerse sin límites