¿ Qué haría Suárez en mi lugar ?
A primera hora de esta tarde, en la pequeña pausa que dediqué entre mi trabajo mañanero y su continuación vespertina para mirar el correo, y, confieso y admito, escribir y comentar en tres blogs ( aunque la tarea me desborde por todas partes, dado que mi vida social tiene lugar en buena parte en los últimos tres años a través de Internet, desaparecer de la blogosfera sería a efectos prácticos perder el 50% de mis fuentes de feedback con el mundo, y eso, quizás no inmediatamente, pero también tendría consecuencias en mi desempeño profesional), vi un email de una persona que no me escribía hace mucho.
Voy a identificarla como Suárez ( aunque, obviamente, no se trata del Adolfo de tal apellido; entre otras cosas, mi comunicante , afortunadamente, goza de salud, que espero que conserve muchos años, mientras que ese gran hombre que es el Presidente Suárez, por desgracia, ha sido golpeado por la enfermedad de modo que ya no está en condiciones de comunicarse con sus semejantes, o, al menos, sólo lo puede hacer como una ínfima sombra de lo que es una persona en plenitud de facultades mentales).
Me comunica Suárez que ha comenzado un blog, del que, hasta ahora, no tenía noticia:
Dicho blog, desde hoy, va a ser una referencia para mí. Suárez es una persona que marcó profundamente mi ideosincrasia ( al menos lo que de bueno pueda haber en ella sin duda ha colaborado importantemente, naturalmente, lo malo que hay en mí no es atribuible a nadie más que al que suscribe) desde mi más temprana juventud. Entre los 18 y los 23 años, por circunstancias de la vida y de la sociedad, tuvo un rol destacado en mi círculo social.
Dicen que no recuerdo cuál presidente estadounidense , ante una disyuntiva difícil, miraba a un gran retrato que tenía de Lincoln en el despacho oval y se preguntaba ¿ Qué haría Lincoln en mi lugar ? Quizás yo debiera haber usado con abundancia esa técnica en la última década.... y tener en cuenta, para tomar, naturalmente que al final MI propia decisión, cómo preveía que actuaría Suárez.
Me marcó, eso sí, una excelente reflexión suya sobre los políticos: distinguía a los buenos como a los buenos futbolistas, decía. Cuando un buen futbolista tiene el balón en sus pies, inmediatamente procede a jugarlo con juicio. Cuando un mal futbolista tiene el balón en sus pies, no sabe qué hacer.
Más allá de esa genial comparación, a partir de ahora, frecuentaré su cantina en busca de inspiración vital. Os recomiendo hacer otro tanto.
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