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Titiritero de palabras

Silvio, diventa un mito anche tu... SPARISCI !

Silvio, diventa un mito anche tu... SPARISCI !

Érase una vez un jovencito de nombre Silvio.... El conjunto de sus aptitudes era tan variado ( músico, abogado, emprendedor, encantador de serpientes, y muchas más ) que pronto logró extraordinarios padrinos. Mientras ciegos reyes libraban feroz guerra por un palmo más de tierra, el pequeño Silvietto se deleitaba en construir urbanizaciones, barrios, ciudades enteras.... De paso iba sembrando en ellas la semilla para dotarlas de televisiones, que una vez germinada abriría paso al esplendoroso árbol de un poderoso grupo mediático....

Hay quien dice que en medio de tanto despliegue de talento, el pequeño Silvio tuvo que hacer algunos pequeños ajustes menores en algunas contabilidades.... hay quien osó llamarlas incluso falsedades en balance... Afortunadamente, a los brillantes talentosos nunca les faltan amigos de ocasión... Así, su paje Cesarito se encargaba gustoso de esos pequeños detalles que le resultaban molestos al jefe por su pequeñez.... A una mala, siempre se podría despenalizar lo despenalizable ( y el despenalizador que lo despenalice, buen despenalizador será ).

Hete aquí que un cierto día, un padrino de Silvietto decidió irse de vacaciones a Túnez indefinidamente..... ¡ Madre mía ! ¿ Y ahora quién será presidente del consejo de ministros ? No hay problema, Silvietto, además de talentoso, es un tipo comprometido.... Si la patria lo necesita, él está dispuesto a servir al pueblo..... Y, con el espíritu de sacrificio que siempre lo había asistido, el lustroso Silvietto ( lustroso porque aparecían algunos pequeños desiertos en el fértil terreno otrora ocupado por sus cabellos que brillaban como un relámpago ) no tuvo más remedio que asumir la penosa carga.... Acompañado, claro está, por unos centenares de entusiastas que asumían con él la penosa carga de defender a los italianos de sus enemigos, encabezados, naturalmente, por unos malvados magistrados que se distinguían claramente por el color rojo comunista de sus togas....

Pasaron los años, y tras asumir la penosa carga de la presidencia de ese gabinetto en que dos docenas de esforzados se dedicaban a far lo stronzo semanalmente, el pequeño estado circundado por la gran patria con forma de bota sufría algunas dificultades.... Cada vez menos gente acudía a los actos que el pequeño estado, eso sí, con sus miles de sucursales distribuidas por todo el mundo conocido, celebraba cada domingo. Vino al pelo ( que para entonces el pequeño Silvietto ya volvía a tener, prodigios de la cirugía mediante )....

¡ Idea ! ¿ Por qué no ensañarse con la familia de una pobre chica que ni sentía ni padecía,  ni, por desgracia, nunca más había la menor esperanza de que fuese a sentir ni a padecer ? La manada siempre no siempre está de ánimos para la fiesta dominical ( sobre todo si dan fútbol por las teles del sufrido presidente ), pero sí que se vuelve a unir cuando huele la presencia de la sangre..... ¡ Beppino asesino !, liberaba más adrenalina entre los acólitos que el tan aburrido y repetido En el nombre del Padre....

Rejuntada la manada, obrado el milagro, faltaba uno de mayor entidad... había quien lograba estar en dos sitios a la vez, pero eso es una nimiedad para los poderes de Silvietto..... Él podía hacer algo grande.... convertir, de la noche al día, su omnipresencia en desaparición, eso sí que era grande....

Y hete aquí que Silvietto desapareció. Se lo lloró mucho en templos y palacios, se le buscó en Hamamet ( por si las moscas ).... pero no apareció..... ¡ Silvietto ! ¡ Te necesitábamos de presidente de la república vitalicio !

Pero ¿ qué es un presidente de la república pudiendo ser un mito ?

Y silvietto desapareció.... y lentamente amaneció, tirí, tirú, tiriti, laraláaaa...

 

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