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Titiritero de palabras

Tanto trabajo por hacer... y tanto paro

Tanto trabajo por hacer... y tanto paro

 

En los días pasados hemos tenido datos sobre el brutal aumento del paro en España, y, en particular, en Asturias. A la vez, uno se da cuenta de cuánto trabajo hay por hacer.... Ante tal paradoja, los neoliberales dicen poseer una solución fácil. Yo tiendo a desconfiar de todo lo fácil, y, en este caso, como decían aquellos, me sobran los motivos... Para el neoliberalismo salvaje, si existen personas verdaderamente deseosas de trabajar y trabajos por hacer, ese exceso de oferta de mano de obra se debe al establecimiento de condiciones al precio del trabajo, que, para ellos, es una mercancía, como lo puedan ser las patatas o el carbón. Con la abolición de los salarios mínimos establecidos en los convenios y del salario mínimo interprofesional, asunto resuelto... Aparte de otras consideraciones, lo primero es imposible, dada la irretroactividad de los derechos laborales adquiridos. En cuanto a la abolición del salario mínimo, en realidad, haría el trabajo remunerado diferente de la esclavitud más por una cuestión nominalista que real, bastante bajo está ya, a pesar de que este año ha subido, y el gobierno de mi partido lo va a seguir subiendo tanto como sea posible.

A pesar de que esta reflexión la tenía desde décadas atrás, el año que las mujeres, en su día internacional, usaron el lema "queremos empleo, trabajo nos sobra", la tengo cada vez más presente. Y mi principal tesis al respecto se parece demasiado a descubrir el agua caliente, si bien a pesar de lo obvio, la explicitaré: la riqueza del mundo está mal repartida. Existe la posibilidad sobrada de remunerar trabajos útiles a todos los ciudadanos del mundo con salarios dignos. Ahora bien, por más que pongamos cara de buenos, los beneficiados por esa situación ( y , no tanto como otros que están mejor respecto de mí, pero, desde el momento en que yo estoy mucho mejor que los miles de millones que sobreviven con menos de dos dólares al día me incluyo), no estamos nada dispuestos  a que eso cambie.

A pesar de que, como es sabido, yo hace mucho que no creo, y cada vez menos, en que el futuro económico de la humanidad pueda pasar por el incremento constante a tasas elevadas de los PIB, salvo que queramos ir al desastre en aquellos aspectos no cuantificados en esas magnitudes, como los efectos en aquello que la economía oficial sigue considerando externo a los bienes económicos, como los niveles de contaminación, la proporción de dióxido de carbono en la atmósfera, el aumento de las temperaturas y de los desastres naturales, o la probabilidad de que nuestros nietos logren sobrevivir, así como aquellas cosas valiosas que no se obtienen mediante transacciones pagadas con dinero, voy a terminar con una cita de un conocido político en 2002. Para despistar, pongo la foto de Olof Palme, que en aquel momento llevaba seis años fallecido:

- (...) desde el principio, la pregunta sobre compatibilidad de crecimiento y equidad aparece como tramposa, porque pone el crecimiento en el terreno de lo científico y la equidad en el terreno de los valores morales. (...). Cual si fueran neomarxistas, los neoliberales colocan las "condiciones objetivas" del crecimiento como fase previa a las políticas de equidad. (...) El llamado problema de la equidad social, además de su dimensión moral, solidaria, es tan económico como el del crecimiento. Por tanto situemos la cuestión en un solo terreno, no en  una falsa pugna entre lo moral y lo científico. Sin economías fuertes, con un reparto del ingreso que mejore la capacidad de compra de las mayorías sociales, no encontraremos el camino hacia el desarrollo.

Feliz día.

 

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