Aventures de Nardín cuando el mundo era Ablaña
Hay un libro que para mí es precioso, aunque comprendo que , evidentemente, no puede tener el mismo valor sentimental para todo quisque que el que tiene para los miembros de mi familia. Se trata de el primer volumen de los tres que conforman las memorias de José Fernández: "Cuando el mundo era Ablaña".
José es un niño de la guerra, que vivió su infancia en Ablaña, sin apenas salir del pueblo ( creo recordar que sólo salió en una ocasión hasta que abandonó Asturias rumbo a Moscú ). Más tarde sería traductor e intérprete ruso-español, e hizo de intérprete entre los asesores militares soviéticos que fueron enviados a Cuba en cuanto la revolución dio el giro hacia el marxismo y los milicianos cubanos que más creían que habían constituido un ejército que habían transformado un dispositivo eficaz para la revolución guerrillera en un verdadero ejército a la altura de los tiempos. Naturalmente, también le pilló en Cuba la crisis de los misiles, de la que fue testigo en muy primera línea. El volumen dedicado a esa etapa se titula "Memoria de la Habana". El que completa la trilogía, debería consultarlo, pues ahora no lo recuerdo.
Pero hoy me apetece recordar a Nardín. Bernardo, Nardín para todo el mundo entre Ablaña y Mieres, fue un personaje quijotesco casi en el sentido literal de la expresión. Leía novelas del oeste, y comenzó imitando por broma a sus personajes. Con el tiempo, no estaba muy claro en qué medida bromeaba y en qué medida había perdido su sano juicio. El caso es que yo siempre lo conocí con sombrero de cowboy y llevando dos revólveres falsos. Según me han contado, en la época de los trenes de madera se divertía subiendo y bajando de ellos en marcha ataviado de personaje del far west y sintiéndose el centro de atención, y, además, al menos cuando yo lo conocí, era ya un personaje entrañable a quien todo el mundo quería. El otro día recuerdo que lo quería citar en esta bitácora relacionado con alguien que se metía donde nadie le había invitado, pero se me ha ido de la memoria el contexto, y me limitaré a contar qué le trajo a mi memoria: asistía a todas las bodas de gente de Ablaña, aunque nadie lo invitaba (al menos explícitamente, desde luego), ni falta que le hacía.... Estuvo en las bodas de todas mis tías segundas, en mesa preferente, y no dio regalo en ninguna, pero.... ¡ qué boda hubiera sido si faltase Nardo ! La hubiese descafeinado menos que hubiera faltado el cura, ja, ja....
Creía recordar, difusamente, una historia, no sé si apócrifa o real, que me parecía que alguien me contó alguna vez, pero es tan llamativa que me entraban dudas de si así era o mi imaginación fantaseaba con el personaje..... En una ocasión, llegaba a Mieres desde fuera de Asturias el nuevo alcalde designado por Franco, y lo primero que se encuentra al bajar del tren es a Nardo, que le encañona al grito de "¡ Manos arriba !". Lo que de otra forma hubiese podido terminar como el rosario de la aurora terminó con los guardias civiles explicando: señor alcalde, no pasa nada, es un hombre que no está en su sano juicio, pero es conocido por todo el mundo y es absolutamente inofensivo.
Quería saber si fantaseaba o la anécdota era cierta, de modo que le acabo de preguntar a mi abuelo. Mi abuelo, hombre de pocas palabras y a quien le gusta aún menos que hablar recordar el pasado, me acaba de confirmar entre dientes que lo que acabo de relatar no debe de distar demasiado de la realidad, pues me dijo algo así como "fue con Don José María, creo"... Don José María, por si tengo algún lector del blog de fuera de mi familia ( jajajajaj.... el contador de visitas dice que unos cuantos ^___^) era médico, y , según siempre he oído, una muy buena persona. Más de un miembro de mi familia tiene acudido a su consulta.
Las anécdotas de aquella Ablaña hoy casi despoblada darían para otros cuantos libros del tamaño del de José, de quien, por cierto, ignoro si aún vive, pues hace muchos años que no tengo noticias suyas, y la última vez que lo vi, se acostaba a las seis de la tarde, aún habituado a las horas de acostarse y levantarse en Rusia, más o menos a la hora en que yo empiezo a estar medio despierto :-)
Eso sí, aún antes de terminar, un artículo sobre Ablaña y su paisanaje no puede terminar sin una referencia a Mundo Peña. Perteneciente a la conocida familia Peña, he conocido a tres hermanos, todos ya fallecidos. Obviaré a los otros, pues, quizás los conocí en un mal día para ellos, y su comportamiento en mi presencia no era representativo de su ser, pues a ambos los encontré sumamente prepotentes, con unas maneras dictatoriales que no se compadecían con el marco social en que los traté. Mundo, desde luego , era otra cosa..... Haciendo un juego de palabras fácil, era mundial. Conocido y reconocido homosexual en los difíciles tiempos del franquismo, titular de un kiosko, corresponsal de La Nueva España, excelentemente relacionado con personas muy poderosas en el régimen ( podría citar más de un nombre bien conocido en Asturias, pero se trataría en muchos casos de homosexuales que nunca lo revelaron públicamente y que ya no viven, de modo que por respeto la discrección creo que se impone)....
El caso es que había, al menos, una casa ( ¿ o era un bar ? ) con loro, en Ablaña, en los viejos buenos tiempos.... Los paisanos del pueblo, naturalmente, no se les ocurría mejor cosa que enseñar al loro a repetir: "¡ Mundo, maricón ! "... A lo que Mundín, con sorna y buen humor, respondía maliciosamente: "sí, pero al menos yo no lo oculto".... y obviamente con su respuesta no apuntaba hacia el loro :-)
Cosas de otros tiempos, en fin, en que el mundo, para algunos, era Ablaña... en que un señor designaba alcaldes... en que los gays no tenían derechos, salvo que fueran VIPs de incuestionable adhesión al régimen en cuyo caso la policía en las redadas corría un tupido velo y algunos no pasaban al furgón. Un tiempo que, como la Atlanta de Escarlata O'Hara, el viento se llevó... Miserable en su falta de libertades y en su hipocresía, pero entrañable por algunos aspectos, pues nunca nada es todo malo, y, para treinta millones de españoles, fue el tiempo en que les tocó vivir, les gustase o no.... Hoy hay otras miserias y otras virtudes, otros Nardos, otros Mundos, .... Pero como siempre, hoy puede ser un gran día: duro con él.
Besos.
2 comentarios
Sergio -
Car -
¿cuándo vamos? jaja en cuanto tenga coche nuevu cuando quieras!!
Besin