Lorenzo
Querido Lorenzo:
Me dijo Marga el viernes 17 de marzo (del año pasado) que estabas muy mal y que tu pronóstico era aún peor. Quiso el destino (ya que no crees en otras fuerzas ni mundos ni seres) que al día siguiente ya no tuvieras que luchar con tus sempiternos coraje y pundonor por mover la totalidad de tu cuerpo, o verbalizar con fluidez. Yo, que no tengo tus seguridades en la ausencia de algo trascendente, estoy empeñado en creer que estás en el mejor de los mundos posibles: en el que tu bonhomía te debe haber destinado. Y, de no haber tal cosa, estás en el sustrato mental colectivo de tantísimas personas que hemos aprendido, quien más, quien menos ( no por el docente, que es magnífico y enseña con la mejor técnica pedagógica: el ejemplo; sino por los formandos, que algunos somos más limitados de lo que nos gustaría).
En estos últimos tiempos me he acordado mucho de ti. Nunca conseguí compartir tu afición por correr: siempre me había aburrido soberanamente correr, sobre todo solo. Hoy me siento orgullosísimo (pecado de vanidad) de que llevo 19 días de ejercicio físico intenso, con protagonismo principal del footing. Y en las sensaciones percibidas no he podido por menos que pensar que, como en tantas cosas, tienes razón: uno llega a sentirse genial corriendo, basta el estado de ánimo justo.
Ha querido también el destino que esos duendes de la informática, que tú siempre creíste que yo dominaba mucho mejor de lo que soy capaz ( el que alguna vez te hiciera alguna discretísima aportación al "bienestar" de tu ordenador personal te hizo creer de buena fe que era un informático competente, y no soy más que un eterno aprendiz que tuvo la fortuna de saber hacer justo lo que precisabas en el momento en que te convino ), al escribir unos comentarios en CORNISA dejase autocompletar la dirección de esta bitácora, y , con la estrechez de la caja, sólo viera http://dondesergio.blogia.com, mientras, que, vete a saber por qué, entre las decenas de artículos de estos casi tres años de palabras títeres, fue a meter un enlace a un artículo que te escribí.
Una vez más, dentro de mis limitaciones , trato de seguir tu senda. Mi abuelo y mi padre son referentes varones inequívocos para mí, no puede ser de otra manera: mis abuelos me han criado, y mi padre siempre ha sido , es y será mi padre. Pero el destino quiso que tú fueras el tercero, tres es, ha sido, siempre, un número místico, como sabes por tus vastos intereses que incluyen la historia clásica, entre tantos. Tres padres son un privilegio extraordinario, los noventa y un años de mi abuelo con la experiencia que le dan, lo vívido y vivido, esdrújulo y llano, de la experiencia vital de mi papá, y tu inusual lucidez hacen que esta paternidad "endosada" para la que nunca te solicité permiso sean el "uno y trino" que marca una estela que me gustaría ser capaz de seguir. Güelito, papá, Lorenzo.... espero estar a la altura de ser vuestro pupilo.
Buenas noches, güelito, hasta mañana, papá, hasta pronto, Lorenzo.
Sergio
0 comentarios