Blogia
Titiritero de palabras

Mi mayor honor

Mi mayor honor

Hace unas semanas, recibí una llamada que no esperaba y que me sorprendió mucho. Era de Secundino González, a quien todo el mundo conoce como Cundi, que es Profesor de la Universidad de Oviedo y tiene responsabilidades en su Centro de Innovación.

Espero que no te importe que revele la secuencia de acontecimientos , Cundi. Conociéndote, estoy seguro de que me permitirás cualquier cosa, y, si no, ya sabes, el próximo día que me veas me das una colleja y arreglado, tienes mi permiso :-)

Me comentaba Cundi que yo había estado en muchos Servicios de la Universidad de Oviedo, y que buscaba alguien con mi perfil a ver si le podía responder algunas preguntas para tratar de mejorar la Uni y sus servicios. Y me preguntaba si yo me prestaría a tal cosa,a responderles a él y a otro señor unas preguntillas. No creo que sea necesario, a quien me conozca un poco, y sepa de mi cariño por UniOvi, explicitar que mi respuesta fue algo así cómo "¿ Dónde quieres que esté y cuándo?"

Me resultó un enorme placer contestar durante un par de horitas a todas las preguntas que Cundi y el otro chico consideraron pertinente hacerme, pero sobre todo encontré un honor incomparable que contaran conmigo y con mis modestas opiniones contando con que les podían ser de utilidad para aportarle algo a la Institución.

Por supuesto que, cuando se ha trabajado con gente extraordinaria como Cundi, el resultado no puede ser otro que el que te acaezcan, como consecuencia, cosas extraordinarias. La Universidad de Oviedo tiene un inmenso privilegio en contar con gente como Secundino. Cundi, infinitas gracias por darme la ocasión de dar mi opinión sobre las fortalezas y debilidades de una institución, perdón que lo repita, a la que amo tanto como la Universidad de Oviedo.

Al final, Cundi me remuneró mi tiempo con un café con leche en la cafetería del edificio universitario en que habíamos celebrado la pequeña sesión de trabajo, que pagó rigurosamente de su propio bolsillo. Tampoco creo que haga falta decir que para mí, ese café, fue una remuneración que me causó tanta alegría como me hubieran podido crear pagándome mil millones de pesetas. Y, por supuesto, la ocasión de tomarlo continuando diez minutos más en excelente compañía.

Y no sólo Cundi. En ese centro hay gente como Inés, Manza, Gerardo, Raúl, César, Ana, Espe, estuvo Adriana, está Milla... La Universidad de Oviedo no sabe lo que tiene ahí.

Sed felices.

 

0 comentarios