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Titiritero de palabras

Encima arréglalo, guapina

Encima arréglalo, guapina

 

Hace muchos años que viví múltiples veces, en tres vacaciones de años distintos, el placer de convivir con ciudadanos vascos, uno en Vizcaya, dos en Guipúzcoa. Siempre me he sentido encantado en aquellas tierras, y bienvenido entre la generalidad de sus gentes ( aunque, por motivos evidentes, para los fascistas abertzales de ETA y sus tentáculos seguramente no lo sería ). Nunca he creído, por otra parte, que por ser de Fuenterrabía-Hondarribia, de Arteixo, de Tameza, de Valparaíso o de Pekín la gente sea sustancialmente distinta. Hay particularidades culturales, es obvio, pero residuales respecto a la mayoría de aspectos, que, claramente, y soy una persona viajada que ha tenido la fortuna de poder saber de lo que habla, compartimos todos los seres humanos. No obstante, la amabilidad de los vascos para con los fuereños siempre la vi inusual, y, sobre todo, la primera vez que permanecí en su tierra. ¿ Cómo se come esa aparente contradicción ? Yo creo que se debía a que eran los años de plomo en que caía asesinada prácticamente una persona diaria por parte de la minoría de vascos que pretendían imponer a tiros en la nuca lo que las urnas no les daban, y eran conscientes, los vascos, de que el resto de españoles podíamos tener una imagen distorsionada de su realidad. De aquella las matrículas llevaban en las placas de matrícula el distintivo provincial, y en Oviedo, por ejemplo en otro sinsentido absurdo, los coches de matrículas BI o SS aparecían frecuentemente con las ruedas rajadas.

También he tenido la ocasión de conocer superficialmente a Rosa Díez. Imagino que cabría decir que la conozco completamente, pues ha dado sobradas muestras a lo largo de su trayectoria personal de que no hay donde colgar un candil en ella, así que conocerla superficialmente es todo lo que se precisa para conocerla casi completamente. No hay mucho más.

Le perdí toda consideración política cuando tras presentarse a Secretaria General del PSOE concurriendo con José Bono, José Luis Rodríguez Zapatero y Matilde Fernández perdió en los canales democráticos pertinentes y mantuvo su escaño de eurodiputada elegida en las listas socialistas hasta el final de mandato, disfrutando de las abultadas remuneraciones de los diputados en Estrasburgo y de sus importantísimos privilegios, para, apenas finalizado el chollo, abandonar el partido y fundar otro. Es legal. Estrictamente hablando , en el marco del ordenamiento jurídico vigente, es legítimo. Pero moral y políticamente a mí me recordó al niño pequeño propietario del balón con que el grupo de niños juega que, cuando gana, sigue jugando, y cuando pierde, se marcha para su casa al grito de "el balón es mío". No concuerda con mi ética democrática. En mi concepción de la Democracia, con mayúsculas, si te presentas a un cargo es con la voluntad de acatar el resultado de las urnas, y , si es favorable a ti, asumir tu logro y sus responsabilidades anexas, y si es desfavorable, felicitar al ganador y seguir remando en su barco. De lo contrario, no te presentes. Si no estás dispuesta a admitir una derrota y te vas a ir si pierdes, a mi juicio es auténtica cara dura presentarse a ver si ganas.

Su catadura moral y política la había demostrado ya sobradamente. Como adalid del antinacionalismo, no obstante, forjó su carrera política. En particular, como fustigadora del PNV. Curiosamente, las evidencias la demuestran dignísima sucesora del xenófobo y protofascista Sabino Arana a quien tanto condenaba.

¿ Qué piensa Vd. de Zapatero ? Podría ser gallego en el sentido más peyorativo de la palabra. ¿ Y de Rajoy ? Es que Rajoy ya es gallego.

O sea, que insulta Vd. a todo un pueblo con mendaces arquetipos, y , de paso, a ver si pesca votos, a los líderes de los dos partidos españoles que aglutinan la inmensa mayoría del voto popular, mal que le pese, y se queda encantada de haberse conocido.

Como cualquiera con dos dedos de frente hubiese previsto, la reacción de los gallegos ha sido de inmenso enojo. El Presidente de la Xunta de Galicia, a mi juicio, D. Alberto Núñez Feijoo, ha puesto en excelentes, nítidas y concisas palabras lo que estoy seguro de que comparte la inmensa mayoría de los gallegos: "no ofende quien quiere, sino quien puede". Yo, de Oviedo de toda la vida, hoy me siento gallego, y me uno a las palabras de "mi" Presidente y al sentir de mis conciudadanos. Y es que esta señora sólo ha ofendido a quien puede: a sí misma. Sus palabras sólo la descalifican a ella.

Pero el colmo, el absoluto colmo, es cuando sale a arreglarlo. Dice que no pretendía ofender a nadie cuando dijo lo que dijo. En román paladino: admite que no sabe lo que dice. Brillante candidata a Presidenta del Gobierno de España. Una tía que habla y no sabe lo que dice. Al nivel de un "guaje" de cuatro años, que suelta por esa boca lo que siente, sin ser consciente de las barbaridades que esputa. Imagínate, amable lector, que hace declaraciones semejantes siendo jefa del gobierno de nuestro pais, pero usando "en el sentido más peyorativo del término" los gentilicios "francés", "alemán" o "estadounidense". Gravísimo conflicto diplomático servido, y con toda la razón del mundo.

Si esta señora tiene decencia, debe abandonar la vida pública ya. Si no , demostrará una vez más lo que es: una ignorante xenófoba que no sabe ni lo que dice y que no es digna de representar ni a su comunidad de vecinos.

 

1 comentario

Velda Rae -

Llevo todo el día partiéndome de risa con el culebrón, en serio, no es más torpe porque no puede. Y pensar que en Asturias hay una corriente de opinión empeñada en que el PP (con o sin el rottweiler de cabeza de lista)gobernará el Principado con el apoyo de Rosina....