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Titiritero de palabras

Tiberio Mitri, el europeo que no se rindió. ¿ O sí ?

Tiberio Mitri, el europeo que no se rindió. ¿ O sí ?

 

El mundo del boxeo es , en cierto modo, incluso para los que, como yo, lo detestamos por cruel, salvaje, e inhumano, fascinante. Los americanos lo han glosado en canciones, libros, y películas... Desde casi los albores del cine hasta el óscar de Robert de Niro, o el australiano Russell Crowe recordando a "Cinderella Man"... Desde Rocky "Marciano" ( Martellano, pero no era igual de sonoro para su mánager) hasta las más recientes historias han tenido sus trovadores. Quizás la mejor prueba de que tiene bien poco de deporte es que no se conocen precisamente muchos casos de millonarios aficionados a que los dejen inconscientes en el suelo durante diez segundos, en la duda de si recuperarán la consciencia o la vida, mientras que sí que se dedican a la vela, la equitación o el ski. Los grandes campeones del ring, habitualmente, han sido pobres de solemnidad que a veces han llegado al extremo de tener que elegir entre no comer o conseguir llevarse comida para los platos de sus hijos a cambio de recibir una horrenda paliza.

Entre esas historias épicas, sabéis que siempre me ha encantado la canción de Simon & Garfunkel The Boxer, donde relata la historia del pobre diablo que no borraba de su memoria las huellas de cada guante que le abrió cada una de sus heridas o le envió a la lona, y repite, bajo el castigo, entre la ira y la vergüenza "lo dejo, lo dejo".... pero a la postre no se rinde.

En Europa tenemos menos tradición de glosar a gentes nuestras como el pobre Urtain, si bien eso ha sido solventado recientemente. Mi queridísimo amigo Franco Senia, un referente para mí pese al hecho, aunque os sorprenda, de que, tras casi doce años de amistad aún no nos hemos logrado ver personalmente, víctimas de nuestras respectivas agendas, finanzas, compromisos personales y familiares, y del hecho de tener Los Alpes por medio, acaba de crear un grupo Facebook dedicado a Tiberio Mitri. Uno de los grandes púgiles de los cincuenta, hoy olvidado por la mayoría... En 1950, el día que cumplía los 24 años ( ver foto ) luchó en el que seguramente sería el combate de su vida con su amigo el italoamericano de Nueva York Jake LaMotta. A lo largo del combate, memorable , se halló en la lona repetidamente, pero le aguantó al toro del Bronx todos los asaltos, de modo que logró que sólo los puntos le separaran del título mundial. Fue dos veces campeón de Europa, hasta que colgó los guantes en 1957, habiendo ya iniciado una carrera de actor que alcanzó su cénit junto a los grandísimos Alberto Sordi, ya más veces citado en esta bitácora, Vittorio Gassman y Silvana Mangano en "La gran guerra", de Mario Monicelli.

Hombre honesto, incluso consigo mismo, declaró en una ocasión, como sólo pueden hacer los verdaderamente grandes, en su oficio y en su Humanidad: "muchos encontraron excusas para mis derrotas, echando todas las culpas sobre personas cercanas a mí para eximirme, pero eso jamás es así, hay que ser honesto con uno mismo, siempre; conmigo mismo. Y yo llegué donde tenía que llegar".

Nacido en 1926, llegó por poco a conocer el siglo XXI... En sus últimos años, sufrió gravísimos problemas familiares, pero aún más neurológicos, causados por los muchos golpes físicos recibidos y por la cocaína, a pesar de lo cual apareció semanalmente en la televisión hasta el final de sus días. El 12 de febrero de 2001, un tren lo arrolló mortalmente. Nunca se ha llegado a saber qué ocurrió exactamente. No consta que jamás en su vida se rindiera, incluyendo sus 101 combates disputados en sus once años como púgil, aun cuando en algunas de sus solo seis derrotas sufrió severísimos castigos. Quizás, sin embargo, si me pudiese leer en este momento me reconviniese y me dijese: " ¿ Nunca ? El día que el tren segó mi vida sí que me rendí, Sergio. Hay que ser honesto con uno mismo. Siempre"

 

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