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Titiritero de palabras

Por qué creo en la política

Por qué creo en la política

Con frecuencia cuento las interioridades de lo que pasa por mi cabeza cuando escribo un post. No obstante, algunas que creo inconveniente expresar en público no las revelo fuera del ámbito en que no pueden ocasionar efectos indeseados.

Hoy sin embargo quizás diga algunas cosas que no suelo publicar. No tiene nada de extraño que diga que, desde que me desperté hoy a primera hora de la mañana, mi idea era, en cuanto el trabajo me lo permitiera, escribir un post sobre la financiación autonómica. No obstante, durante la jornada me llegó alguna noticia que me disgustó profundamente, en un momento en que las incertidumbres y las dificultades pesan sobre mi vida personal y profesional, alguien me contó un caso que, en mi siempre subjetiva opinión, considero de actuación poco ética de una persona que tiene el honor de estar en un puesto de representación pública, donde puede servir al bienestar de tod@s, y que creo que no está a la altura del privilegio que representa que la sociedad cuente contigo por libre designación de una persona elegida por sufragio universal. Confieso que mi primera reacción bordeó las lágrimas, que se me saltan muy fácil cuando, como es el caso, durante más de un día consecutivo tengo problemas para conciliar y mantener el sueño, en este momento porque no sé qué será de mi vida en un mes o , a lo sumo , dos.

Nunca me gusta decirlo fuera de ámbitos muy restringidos donde personas con un modo de pensar similar sobre el concepto de democracia podemos hablar en confianza, pero en ocasiones similares, a las lágrimas, les suele suceder, en esos momentos de rabia seguramente desproporcionada e irracional, una fuerte tentación a entregar donde fuera menester el carnet de mi partido y no volver a relacionarme con la política institucional y de poderes más o menos fuertes, reservando, si acaso, mis inquietudes que van más allá de lo personal a pequeñas organizaciones como la asociación de vecinos de mi barrio, u ONGs pequeñitas y de ámbito de actuación muy acotado. No es ningún secreto en las personas que me conocen de primera mano, aunque, insisto, que luego nunca lo revelo al conocimiento general, que más de una vez mi carácter me ha hecho, en ciertos momentos, poner "a parir" a personas con quienes tengo mayor o menor confianza y que tienen o han tenido responsabilidades públicas. Que no es ajeno a mí el haber mandado a algún amigo "político de los de verdad" a algún sitio muy feo y con muy malos modales y educación que no son frecuentes en mí en otros ámbitos de la vida, y "amenazar" con abandonar mi militancia y votar en blanco en unas elecciones. Alguno incluso sabrá que , hace muchos años, en uno de esos enfados, llegué a entregar en la sede de mi partido mi carnet y solicitar la baja. Cuando un tiempo más tarde se me pasó el ataque y fui a pedir de nuevo el alta, en el partido me dijeron que no era necesario porque no habían aún cursado mi baja, en la seguridad de que más pronto que tarde haría precisamente lo que hice.... Supongo que me conocen mejor que yo mismo, y, desde luego, no pedí medidas disciplinarias contra nadie por faltar a su obligación de cursar la baja que en mi perfecto derecho había solicitado, je, je....

El caso es que mi segunda reacción probablemente hubiera ido en la línea de escribir un furibundo artículo sobre las carencias, imperfecciones y defectos de la democracia española actual. Mis tareas laborales postergaron este post hasta que mi ánimo ha alcanzado temperaturas más templadas, que me llevan a donde estoy. A contar más de lo usual en mí en público cuántas veces me indignan algunas cosas de la política, pero con la conclusión a la que siempre termino llegando cuando reflexiono serenamente: creo en ella, profundamente, a pesar de algunas imperfecciones que es tarea de quienes, precisamente, creemos que las tiene, contribuir a solucionar.

Hace 5 meses cumplí la mitad de mi vida en el PSOE. Desde que cumplí los 18 años que se precisa tener para afiliarse. Cuatro años antes, a la edad mínima reglamentaria, ya militaba en Juventudes Socialistas. Hoy precisamente no me veo llamado a ocultar que he visto, en todo este tiempo lo peor y lo mejor de los seres humanos. Justo como en la Universidad de Oviedo (otra de mis pasiones). O en la Comunidad de Vecinos de mi edificio.... He visto actitudes que me horrorizan ética y democráticamente, he visto gente con incoherencias personales increibles, he visto tapones generacionales y gente a la que no echaban de cómodos sillones ni con agua caliente. Algunas de mis ideas éticas para la mejora de la democracia, casi casi no me atrevería a plantearlas en ningún partido que suela lograr representación parlamentaria, ni mucho menos gobiernos y puestos de poder, por el riesgo que correría inmediatamente mi yugular. La muy muy muy deficiente conexión entre la calle y los gobiernos de todo nivel territorial excepto cada cuatro años (cuando toca pedir el voto, naturalmente), sean del partido que sean, me causa dolor crónico de conciencia desde tiempo inmemorial.

Ya veo a auténticas "manadas" (con todos mis respetos) de amigos, conocidos, y algún que otro propietario de blog en que suelo comentar apresurarse a decirme: ¡ lo ves ! Es exactamente lo que decimos nosotros, y jamás, por años que pasen, conseguimos que en las sobremesas de nuestras cenas, nuestros tod@s contra ti te lleven a admitir lo que acabas de escribir, aunque te torturemos durante horas con justo esos argumentos, aunque confieses que te estalla la cabeza y supliques piedad....

Y sin embargo, no, amable lector(a). Sigo en mis trece. Fuera de mis puntuales momentos de indignación que me hacen ser irreflexivo, creo en la política. Porque conozco infinidad de personas que sufren sacrificios personales, familiares, económicos, y hasta en su salud por salir de su trabajo e irse a su pequeño ayuntamiento a hacer de alcalde sin sueldo. Porque me faltan las palabras de agradecimiento para personas como muchos concejales de Oviedo en la oposición que sólo reciben perjuicios y dolor de una de las tareas más ingratas e indeseables que hay, como ser oposición a Gabino de Lorenzo que niega el pan y la sal a quien pueda discutirle su actuación, que no concede medios, que dificulta el acceso a los concejales y concejalas de la oposición a información que no sólo un representante público, sino cualquier ciudadan@ del concejo debería poder obtener fácilmente y en el menor tiempo posible. Porque, fácil o difícil que sea, se está incorporando a los lugares de decisión gente fresca, por debajo de los 30 o que los pasa por muy poco, de extraordinaria cualificación técnica y de ética incuestionable.

Y porque siempre tendemos a ser críticos con lo que hay, precisamente, las personas más sensibilizadas, las progresistas, aquellas que somos pobres, no somos editores ni propietarios de ningún periódico, ni poseemos ningún banco. Porque la gente en el espectro ideológico de la izquierda no podemos permitir el descrédito de la Política, con mayúsculas, porque sin un poder político fuerte y legitimado por una democracia sana y vivaz, mandarán más aún los que poseen el dinero y los medios. Por eso, aunque a veces nos j**a, aunque a veces nos indignemos por muchas cosas, aunque haya imperfecciones en el sistema, no deberíamos hacer más crítica que la constructiva. No deberíamos oponernos a nada sin adjuntar nuestra alternativa mejor... porque, como dijo un sabio político.... si los afectados no hacéis política, ya la harán otros.... ¡ contra vosotros !

Por eso, por todo y a pesar de todo, creo en la política.

Feliz día.

 

6 comentarios

Sergio -

Perdona, Felipe, no había visto tu comentario,..... desde hace meses, la mayoría de los comentarios a mi blog no me los indica el sistema en mi correo electrónico, aunque algunos sí.... misterios de la informática.

No te creas que hay tan gran margen de maniobra para los políticos, hay multitud de poderes que limitan su ( ¿nuestro? ) marco de actuación, y algunos de ellos no precisamente democráticos ( yo no he elegido a los multimillonarios, a los dueños de los grandes grupos de comuncicación, que me digan a mí cuándo he votado yo a Florentino Pérez, Fernando Martín, José Cosmen, a monseñor Rouco Varela, a Pedro J. Ramírez, a Federico Jiménez Losantos, por decir algunos...).

Yo soy más bien partidario del leal intercambio de pareceres entre fuerzas políticas cuya orientación básica es distinta, en particular, creo que la alternativa entre los dos grandes modelos, liberal-demócrata y/o conservador, y el socialdemócrata es muy interesante, al margen de que haya gente a la que le gusten unas cosas de unos y otras de otros....

Ese dream-team, que podría ser un gobierno de gran coalición, no obstante, no lo descarto para situaciones muy muy puntuales. En Alemania hay un gobierno de gran coalición entre la CDU-CSU y el SPD que no parece estar funcionando mal. Y ante dificultades económicas muy graves, o una colosal amenaza terrorista, la gran coalición PSOE-PP podría ser una posibilidad. Ahora bien, hablo de un caso extremo. Creo que, en la coyuntura actual, incluso cuando hay problemas económicos muy serios, que pueden aún agravarse mucho más, y los fascistas etarras aún matan siempre que pueden y les da la gana, es suficiente con unos pactos de estado que unan a los demócratas en lo básico: medidas incuestionadas para paliar la crisis económica y acuerdos para finalizar con la barbarie terrorista. Y , a partir de ahí, seguir con la dinámica natural de un sistema parlamentario, con un gobierno que gobierne, y una oposición que no tema decir que está de acuerdo cuando lo esté, y que dé su opinión contraria y proponga su alternativa cuando diverja.

Gracias por participar, un abrazo, Felipe.

Sergio -

Gracias, Dolores, por haberte tomado la molestia de remontar el curso de mi blog hasta artículos pasados, espero que eso sea síntoma de que te parece que haya cosas que merece la pena leerme, lo cual me hace sentirme muy honrado :-)

Yo te diré.... creo que, personalmente, soy muy poco dogmático. Como la mayoría de la gente que conoce un número significativo de personas, tengo amigos de todos los partidos, amigos que no creen en ninguno ni en la política de partidos, y todas las variedades de enfado, pasotismo, y compromiso en otros ámbitos de actuación que te puedas imaginar. Mis premisas ineludibles consisten básicamente en lo establecido en la Declaración de Derechos Humanos y pocas más: en definitiva, libertad, igualdad y solidaridad, objetivos en los cuales la mayoría de la gente está de acuerdo.

Lo he pasado bastante mal unas cuantas veces con simpatizantes del PSOE que coincidían conmigo en un autobús abarrotado y desde su "fundamentalismo" empezaban en alta voz a "rajar" contra "esos h***s de p**a del PP" y no sé qué y no sé cuanto... Yo me limitaba a callar y tratar de contener la riada, y alguna vez tuve que contenerme un "fulanito, por favor, que aparte de que nos está mirando todo el autobús, esa chica que va sentada aquí cerca es mi amiga y es afiliada al PP"...

En la campaña electoral de las municipales, coincidí tomando algo con un grupo de amigos donde una de ellas es simpatizante del Partido Popular, y tras una amplia conversación de todo el grupo sobre política, muy agradable y cordial, terminé deseándole suerte y que ganara las elecciones quien los ciudadanos eligieran. Se quedó flipando ( y yo flipando de que flipase ) porque me dijo que no conocía a nadie tan tolerante como yo, que nunca ningún simpatizante de un partido distinto al suyo le había dicho tal cosa... Y yo en aquel momento era además candidato. A mí me sorprendió que le sorprendiera porque en un país, gracias al esfuerzo de tantos y a las circunstancias de la Historia, en paz y en democracia, creo que esa actitud mía debería ser la norma y no una excepción.

Naturalmente, yo tengo unos condicionantes que he asumido voluntariamente y de los que no me puedo salir: he aceptado libre y voluntariamente ser afiliado a un partido que tiene unos órganos internos, elegidos democráticamente, que tienen un mandato de cuatro años y que ejercen la dirección política, y unos órganos regionales y a nivel de España que deciden posiciones, estrategias y líneas políticas. Y no siempre estoy de acuerdo en todo, pero cuando los órganos competentes deciden, yo me someto a la disciplina , y , como mínimo, no critico públicamente mis matices. Y el día que lo quiera hacer, primero pido la baja en el Partido. Comprenderás que si no fuese así esto sería un carajal absoluto, con cientos de miles de militantes cada uno defendiendo lo que le dé la gana, algunos incluso ideas absolutamente exóticas.

Y está bien que haya gente con un sano escepticismo y con aportaciones, a mí sólo me duelen quienes critican todo destructivamente sin pararse a razonar si sus críticas son fundadas o disparatadas, ni mucho menos plantear alternativas. Yo soy un atroz partidario de que la crítica, especialmente la constructiva, y respetando unos cauces mínimos de educación y de formas democráticas siempre es positiva y ayuda a mejorar.

Gracias por tus comentarios en todo caso.

Maria Dolores Fanjul -

Leyendo este articulo, no se porque he empezado a recordar a algunas personas que conozco, catolicos de base (o no tan de base) defenderse de las acusaciones contr la Iglesia (en este caso la Catolica) comentando la labor de Caritas o de los misioneros. Sin embargo, no es sobre ese tema de lo que quería opinar. Lo que sucede es que, venga a darle vueltas, he empezado a pensar en la similitud del planteamiento y en cuanto hay, a veces, de religión en la politica (quizas Carlinos M. quiso cambiar un opio por otro) y en como, a veces, el permanecer a un partido u otro lleva al extremo de "defender lo indefendible" (que no digo que sea tu caso). conozco gente que "todo lo que hacen los suyos está bien y todo lo que hacen los otros esta mal" a los que no consigo hacer comprender mi postura de "abogado del diablo" (vale, lo reconozco, quizás es que soy un poco cínica para estas cosas) y que todos cometen errores y, alguna vez, todos aciertan. A veces creo que, para alguno de mis amigos, sería mas entendible que me identificara con un partido (que siempre sería el contrario al suyo) que esta postura mia de crítica imparcial. Sin embargo, a mi, que tengo amigos en distintos bandos (algunos bastante radicales en sus extremos) me parece que su postura es mas bien fruto de la inmadurez polica que suelo observar en este pais, donde complejos que deberían estar superados (o, al menos, en proceso de superación) condicionan nuestra visión politica y, muchas veces. nuestro buen juicio.
En fin, que le vamos a hacer, ya confesé antes que era un poco cínica en lo que a este tema respecta :(

Felipe -

Me ha gustado este artículo Sergio.

Supongo que como en todos los lados y con independencia de las derechas y las izquierdas en la política hay de todo como en botica.

En la actualidad corren demasiados intereses y poderes sobre la política y por ende sobre los políticos.

Soy un fiel creyente de la debilidad del ser humano, creo que el exceso de poder corrompe a las personas.

Habria que fomentar de alguna manera que los políticos sean menos poderosos. Ya la constitucion en su divison de los poderes articula un medio para prevenirnos de males pasados.

Ojalá los poderes estuvieran mas divididos y repartidos de lo que están actualmente.
Cada dia hay menos lugar para los medios de comunicacion independientes (leyendo los titulares de una misma noticia podemos ver de que pie cojea cada uno), ¿existe una separacion real del poder ejecutivo, judicial y legislativo?.

Si hasta hay que elegir ser de izquierdas o de derechas.

Yo quiero ser ambidiestro para poder hacer mas cosas. Poder leer un solo periodico para enterarme de la verdad, creo mas en los políticos que en los partidos, estaria bien poder hacer un 'dreamteam' con gente de todos los partidos.

Guti -

Estos comentarios no sacan HTML... Bueno, pues el enlace que iba a poner está aquí:

http://guticr.blogspot.com/2008/05/ingenuidad-naivety.html

Guti -

Me has hecho pensar en este asunto, e iba a poner unas cuantas cosas, pero al final he preferido escribirlas con un poco más de orden.