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Titiritero de palabras

Por él y por todos sus compañeros

Por él y por todos sus compañeros

Todos los medios lo recogen en titulares. Hace apenas horas nos ha dejado Luciano Pavarotti. Siempre encontré curioso que cuando fallece alguien, todos, unánimemente, se ponen inmediatamente a hablar maravillas de él. Y con alguna persona he tenido esta conversación, ya; morirse no hace a nadie mejor ni peor, y, si bien casi todo el mundo tiene esa reacción espontánea por un entendible respeto a quien lamentablemente ha perdido lo más valioso, el valor por antonomasia para un humano en este mundo, la vida, en algunos comentaristas, encuentro, con relativa frecuencia, lo que me parece una cierta hipocresía, y en algún caso que otro, incluso una cara dura al borde de lo increible.

Naturalmente, vaya lo primero por delante mi pesar por la pérdida de una vida humana, y mi compañía en los sentimientos de muchas personas que sin duda lo han amado y estarán llorando su pérdida. Dicho esto, me entran ganas de comentar que para mí nunca fue el número uno de los tenores de su generación, por más que una discográfica lanzara hace muchos años ya ese mensaje para promocionar el superventas "Tutto Pavarotti" ( lo cual llevó a no pocos a creer que se llamaba de nombre de pila Tuto, para descojone de quien ya lo conocía antes del disco -yo confieso que lo conocí a raíz de él-, cuando todo el mundo sabe que Tutos sólo hay dos: el defensa del Real Oviedo y mi estimadísimo amigo Emilio ). No es por aquello tan español de que si eres de Manolete no puedes ser de Frascuelo, pero siempre he opinado que cuando se escriba la Historia de la Música con perspectiva, el gran tenor de finales del XX y los primeros años del XXI no será otro que Plácido Domingo, por técnica, por voz y por currículum.

Pero mi recuerdo hoy está, sobre todo, con tantísimos artistas que han hecho más plenas nuestras vidas  y a cuyo fallecimiento ningún medio dedicó titulares, a lo sumo un breve. Chic@s, tenedlo claro; hay una fuerte correlación entre el tipo de letra empleado en las noticias sobre un artista y la pasta que les da a ganar a las discográficas. A mí, oveja negra donde las haya, me hallaréis en un tugurio escuchando a alguien que tiene más músicos en el escenario que espectadores en el público; no perdáis vuestro valioso tiempo buscándome en el concierto de Alejandro Sanz.

Descansa en paz, Luciano. Sed felices, cariños.

 

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