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Titiritero de palabras

Las dos grandes carencias del (de la) paciente psiquiátrico/a

Las dos grandes carencias del (de la) paciente psiquiátrico/a

En los últimos tiempos, he tenido muchísimo contacto con un gran número de personas que, como yo, padecen trastornos de salud mental. He aprendido muchas cosas de ellos, y de ellas, pues hay que decir que , debería comprobarlo googleando un poco, pero por lo que veo en mi entorno, las patologías psiquiátricas parecen afectar en mayor medida a las mujeres (prometo la próxima vez no ser tan vago y dedicar un par de minutos a comprobarlo en la web con Google antes de lanzar una hipótesis basada en mis limitadas observaciones).

Esta noche estaba tomando un café con otra chica que conoce a muchos pacientes de salud mental, no pocos de ellos en común conmigo, y estábamos de acuerdo en que sobre todo tienen una gran carencia: no es de psicofármacos, ni de psicoterapia, no. A eso, en general, acceden, al menos quienes recurren a la red de salud mental (muchos enfermos ni siquiera acuden a su médico y pasan muchos años sin ser detectados por el sistema, ni , mucho menos, diagnosticados, si bien eso cada vez ocurre menos, debido a una mayor sensibilización social y a un aún relativamente leve descenso de los prejuicios ante la idea de visitar a un psiquiatra).

La gran carencia que tienen un enorme número de pacientes de salud mental es de afecto. A esta otra chica y a mí nos caben pocas dudas.

La otra carencia que yo he observado es la dificultad de acceso al empleo de muchos enfermos. Las acciones públicas para insertar laboralmente a los pacientes mentales son claramente insuficientes. Las reducciones en la cuota de la seguridad social no consiguen motivar a un empresario para librarse de sus prejuicios a la hora de contratar a un/una persona que tiene reconocido un porcentaje de discapacidad por razón de su estado de salud mental. Y en mi opinión, hay dos cosas que ayudan infinitamente a un enfermo mental a mejorar: trabajar y tener una vida social normalizada.

Me temo que este último problema sólo lo podremos resolver desde el tercer sector. La Consejería de Salud del Principado de Asturias no está ni lejanamente concienciada de este problema. Tendremos que promover desde las asociaciones especializadas iniciativas como cooperativas, buscar apoyos en las obras sociales de ciertas Cajas de Ahorros...

Porque me causa infinita pena ver a un chaval inteligentísimo, responsabilísimo, y trabajador relatarme cómo a los empresarios les encanta su currículum hasta que leen el punto donde explicita su pòrcentaje de discapacidad por razón de enfermedad mental, momento en el que le dicen aquello del infierno de Dante de "lasciate ogni speranza".

Habrá que trabajar en ello.

 

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